Miedo

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Dexter y María José se encontraban en el comedor de la casa, la morena tenía un whisky, el tercero que bebía ya. Era su desahogo, al igual que la compañía de su mejor amigo, casi un hermano para ella.

— Debes darle tiempo. — aconsejó Dexter paciente. — Acaba de salir de un matrimonio que aunque lo niegues, jodiste.

María José ya lo sabía, sabía que había jodido el matrimonio de Daniela.

— ¿Crees qué no lo sé?— negó irónica. — Claro que lo sé, sé que jodí un matrimonio, ¿y por qué creés qué fue esta vez? ¿Un capricho? ¿Otro estúpido escape? Cualquier opción es la más miserable.

Dio un largo trago que raspó su garganta, tomó la botella y se sirvió más en el vaso.

— ¿Sabés qué no vi venir?— murmuró.

— ¿Qué cosa?

María José esbozó una sonrisa bajando la vista.

— No vi venir que me enamoraría de Daniela Calle, que se convertiría en la droga que no puedo dejar.

Llenó de aire sus pulmones, sintiéndose enojada consigo misma, por sus acciones del pasado, por caer ante alguien y que no pusiera resistencia, aunque su miedo le ganara.

— Sé que en algún momento ella se irá cómo todo lo bueno que llego a tener. — susurró abatida.

Dexter chasqueó la lengua, sabiendo cómo funcionaba María José. Él sabía que para la empresaria era difícil forjar algún vínculo afectuoso con las personas por su miedo.

Le bastó verlo con las únicas dos parejas que ha tenido a lo largo de su vida, las cuales hablaban más con su secretaria que con María José.

Y en parte sabía que era la forma de protegerse de María José, así eso para que las personas se marcharán de su vida, y al lograrlo no pasaba nada, solo seguía adelante.

No obstante, Dexter ahora veía que la estrategia había cambiado y que esta vez, el amor si le había tocado la puerta, derribando sus muros cómo policías invadiendo una casa de narcotráfico.

Suspiró viendo a la acongojada mujer que parecía querer desaparecer en el licor.

— Tienes que dejar de pensar así, Majo. — susurró quitándole el trago, ella se quejó. — Dejar de tener miedo y disfrutar de esa compañía que te ofrecen sin el miedo de que se irá algún día, alejándolas tú primero, solo debes vivir el momento.

La morena intentó arrebatar el vaso, pero Dexter se lo impedía.

— Cómo si fuera tan fácil. — gruñó. — La vida se ha portado cómo una mierda conmigo, me arrebató a mi familia que era lo único bueno que tenía.

Alcanzó la botella dándole un largo trago, el hombre rodó los ojos.

— Daniela se irá también porque jamás va a olvidar a su esposo. — espetó con dolor.

Dexter le arrebató la botella al ver cómo iba a beber de nuevo, logrando un forcejeo que tiró el vaso de vidrio al suelo.

El hombre se quedó viéndo a la empresaria.

— No diré nada más. — replicó. — He visto cómo alejas a personas por ese miedo con el que habitas desde que murieron tus padres, pero estás lo suficientemente grandecita para saber lo que haces y cómo lo enfrentas, aunque es una manera cobarde.

Se puso de pie, el vidrio crujiendo bajo sus zapatos.

— El día que dejes de pensar que todos se van a ir, ese día, vas a dejar de llenarte de banalidades y aprender a vivir esto llamado vida, la que nos hace sufrir, pero también nos enseña a cómo vivirla.

Propuesta Indecorosa || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora