Conexión

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La atracción física, un tipo de conexión que te conecta a alguien, un tipo de cautivante que toma ciertas emociones de ti al posar tu vista en alguien.

No podríamos negar cuándo alguien nos atrae de forma física, generalmente la atracción física es la que se usa para terminar en la cama con un desconocido después de una noche de tragos.

¿Necesario? Sí, lo es.

¿Cuál es la diferencia entre la atracción física y la conexión emocional?

La atracción física se basa en el cuerpo de la persona, en si te atraen sus labios, sus manos, su espalda o trasero, pero la conexión emocional va más allá de eso.

Es un tipo de conexión que hace una mezcolanza de ambas cosas, pero con un toque que no encuentras en cualquier persona, cuerpo o momento.

Es cómo una droga que experimentas sin consumir nada, algo que chispea en el aire.

Cuando lo encuentras disfrutas cada cosa que pasa ante tu visión, al ver las reacciones de la otra persona, en cómo su cuerpo se almoda con el tuyo, cómo te gusta cómo sus manos encajan con las tuyas, se siente cómo una necesidad, un ahogamiento y a la vez un respiro.

Eso les pasaba a la pareja de mujeres que respiraban con pesadez, innegablemente la conexión entre María José y Daniela era increíble.

Era algo que chispaba en el aire con sensaciones de deseo y lujuria en sus cuerpos.

Ellas reaccionaban cómo si se conocieran de tiempo atrás, cómo si se conocieran de toda una vida.

Sus labios se movían en una sincronía sumamente tortuosa y deliciosa, sus mentes totalmente en blanco dejando lo demás a un lado.

La empresaria separó la boca de Daniela para tomar su rostro y observarla en la penumbra de la habitación.

— Eres irreal. — musitó con voz agitada.

La castaña tragó grueso y jalando a su acompañante de la solapa de su saco volvió a besarla con frenesí, sintiendo cómo su boca palpitaba con necesidad deseando más de María José.

Sus dedos se colaron dentro del saco paseando por sus hombros para quitarlo, la morena lo tiró al piso rápidamente.

— Quítame la ropa. — demandó a la castaña.

Daniela la observó con nervios, su respiración agitada.

Con dedos temblorosos sacó la tela de la camisa dentro del pantalón de la morena, María José la veía atenta observando cómo quitaba botón por botón con suavidad.

Tomó la mano de su acompañante y la colocó en su pecho, Daniela pudo sentir cómo la respiración agitada y los latidos rápidos de la empresaria vibraba bajo sus dedos.

— No temas al tocar, no te contengas. — pidió con voz tortuosa para la castaña. — Esta noche te pertenezco cómo tú me perteneces.

La morena tomó a Daniela del trasero apretando sus nalgas con sus dedos, ella soltó un pequeño jadeo aferrando sus dedos al inicio del pantalón de la morena.

— Si algo no te gusta, dímelo.

La empresaria volvió a atacar los labios de Daniela, su lengua metiéndose de forma intrusiva en su boca sin previo aviso, tomando por sorpresa a la castaña, pero dejándose llevar al ver cómo su libido subía aún más con el baile erótico de sus lenguas.

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