Propuesta

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Un hombre entraba a la suite de su jefa y mejor amiga para verla trabajando, tintineando con su dedo una copa de whisky.

— ¿Qué piensas hacer?

Fue lo primero que preguntó Dexter a su mejor amiga, María José alzó la vista de los  papeles quitando el final de su saco y colocar una mano en su cadera.

— ¿Yo?— vaciló con el fantasma de una sonrisa en sus labios. — Nada fuera de lo normal.

— Y es por eso que no me da buena espina. — respondió el castaño.

— Me conoces. — recordó la morena.

Dexter Villalobos era un hombre que trabajaba para la familia María José desde que tiene uso de razón al vivir con su abuelo, el castaño creció con María José, así que no era raro para él conocerla casi cómo la palma de su mano.

La amistad que se trataba cómo un lazo hermanos le daba esa ventaja.

— Te conozco desde que tengo pañales a mi no me engañas. — contraatacó, su mejor amiga soltó una risa.

— Relájate, querido amigo, todo a su tiempo

María José se acercó al sofá de la suite y tomó una caja larga entre sus manos.

— Por lo pronto ve y lleva esto.

La morena le entregó a Dexter la caja con un moño rojo, él rodó los ojos y tomó el paquete observando la tarjeta.

— ¿A la señora Zurita?

— Andando, andando. — apuró con diversión señalando la puerta.

Dexter rodó los ojos y asintió lentamente saliendo de la habitación, María José sonrió satisfecha y tomó el último sorbo de su trago.

Miró el reloj en su muñeca y se dio cuenta de que era hora de prepararse para la fiesta.

Mientras una empresaria iba a prepararse, una pareja de casados observaban cómo niños pequeños la habitación que les habían otorgado con asombro. Una suite por parte de María José Garzón.

Estaba más que claro que la pareja nunca habían tenido esos lujos, sencillamente no podían dárselos, pero ahora disfrutaban.

Daniela quién tenía un control remoto que abría y cerraba las cortinas mirando a su esposo con diversión.

— ¿Será el anfitrión está noche?

Juan Pablo totalmente divertido ponía la estatua de una cabeza de caballo en medio de la cama, Daniela negó sonriendo entiendo la referencia de su esposo.

— Ganaste un millón de dólares. — mencionó Juan Pablo con una sonrisa.

Caminó hasta su esposa la castaña para abrir sus brazos.

— Ella ganó un millón de dólares. — contestó Daniela obvia.

— Los ganaste para ella. — corrigió.

Juan Pablo se acercó y abrazó a su esposa, ella enredo sus brazos en la cintura de este.

— Esto se siente bien. — comentó Daniela disfrutando la calidez del abrazo.

Se quedaron abrazados unos segundos, disfrutandose, su burbuja fue interrumpida cuándo tocaron la puerta, Juan Pablo se quiso separar del abrazo, pero Daniela no lo dejó.

— No vayas quédate así unos minutos más.— susurró en el pecho de su esposo.

Una petición que no fue cumplida por los toques en la puerta, Daniela bufó y se separó de su esposo.

Propuesta Indecorosa || TerminadaWhere stories live. Discover now