Inicio del caos

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— Está bien, mamá. Te mando un beso.

Daniela terminaba de hablar con su madre por teléfono, María Fernanda divorciada del padre de la castaña, Germán Calle hace unos años atrás, a pesar de pertenecer a unos padres divorciados la castaña no tenía problemas con ello.

De vez en cuando se veían, además de hablarse por teléfono, Daniela era feliz en ver cómo sus padres vivían sus vidas tranquilamente con sus nuevos acompañantes de vida.

Era extraño cómo en su momento podemos podemos llegar a amar tanto a una persona para después convertirse en nada, en un par de desconocidos que comparten recuerdos fugaces.

Algunos amores a veces se basan en emociones que te hacen volar en una nube, piensas en ese amor y sonríes con una cara bobalicona, roba suspiros junto los pensamientos de lo que has vivido.

El amor puede ser así para siempre, un amor que puede hacer sentir cómo un primer amor otra vez.

Daniela suspiró y siguió tachando números que había en la libreta pequeña sobre sus piernas, Juan Pablo apareció desde la cocina, observó a Daniela detenidamente.

Vio la libreta sobre sus piernas y el teléfono a un lado, en otra ocasión se hubiera quedado observandola con admiración y amor, pero este no era el caso.

En ese instante Juan Pablo estaba cegado por los celos y sus pensamientos que no podían calmarse.

Apareció discretamente en la sala, Daniela al verlo sonrió con ternura, sabía que el problema de su casa era algo que se podría solucionar, aunque a Juan Pablo le cayó peor la noticia sobre esa pérdida.

La castaña quería ser fuerte para ella y él también, después de todo era un sueño para ambos construir su propia casa.

— ¿Con quién hablabas?— indagó con tono de voz misterioso.

Daniela apartó la vista de su libreta unos segundos.

— Con mí madre, ¿por qué?— respondió frunciendo el ceño.

Juan Pablo nunca preguntaba ese tipo de cosas, cómo: ¿con quién hablas?¿Quiénes son las personas qué atiendes?¿Son mujeres? ¿O solo hombres?

Para Daniela era más que rara su pregunta.

— Hum. — murmuró. — ¿Y qué te dijo tú mamá?

El ojiazul no tenía ni una pizca de confianza hacia su esposa, ella frunció su ceño.

— Que estaba bien. — se limitó a responder. — ¿A qué viene este interrogatorio?

Daniela se sentía un poco exasperada por los rodeos de su esposo, Juan Pablo negó con su cabeza metiendo las manos en sus bolsillos.

— No lo sé, ¿debería desconfiar de ti?— atacó el ojiazul, Daniela alzó sus cejas sorprendida.

Una pizca de enojo y decepción se mezclaron ante las palabras de su esposo, ella sabía el porqué de la desconfianza tan repentina de Juan Pablo y su interrogatorio, pero esas razón no evitaba el sentimiento de enojo.

— ¿Quieres llamarle a mi madre para qué confirme qué hablé con ella?— arrojó con voz fría.

Alzó el teléfono al alcance de Juan Pablo, el ojiazul dio grandes para lanzar el aparato lejos de un manotazo.

Propuesta Indecorosa || TerminadaWhere stories live. Discover now