Capítulo 19: Tregua bajo la lluvia

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—No pienso bajar por ahí —declaré, cruzándome de brazos. Pero vamos, es que ni de coña.

—O bajas o te bajo —me amenazó Alexander.

—No hay naric... ¡AAAAAAH!

El muy impresentable me había empujado, y yo había terminado comiendo hierba. Oí cómo él bajaba la colina deslizándose por el terraplén, y se paraba a mi lado. Le di un puñetazo, no muy fuerte, al lado de la rodilla (viejo truco también conocido como "calmante"), y aterrizó a mi lado. Ahora estábamos los dos pastando.

—De verdad, me dan ganas de dejarte de nuevo en Hollywood Hills —resopló él, incorporándose y sacudiéndose el polvo de encima. Yo también me puse de pie.

—¿Eh? —¿Hollywood? ¿Yo había estado en Hollywood?

—Sólo por si eres geográficamente inepta, pero estábamos en el bendito medio del Runyon Canyon Park —explicó, poniendo los ojos en blanco.

—Canadá es mucho menos confuso, no tenemos una geografía tan liosa —me defendí, refugiándome en mi país.

—Canadá es tierra de renos —se burló él.

—¡Pero qué demonios os ha dado a todos con los malditos renos! ¡CANADÁ NO ES UNA ESTÚPIDA TIERRA DE RENOS! —chillé, patriota al 101%.

—Lo de "estúpida" lo has añadido tú —apuntó Alexander—, pero sí que lo es. Allí nació Rudolph, el de la nariz roja... Lo dejo caer.

—¿Es que lo has visto en su partida de nacimiento o su DNI? —pregunté. Rudolph no era canadiense, de eso estaba segura—. Todo el mundo sabe que Rudolph es polaco. A ver si crees que Papá Noel se recorrió el mundo para encontrar a un reno discriminado, escuálido y con una nariz como una bombilla LED tintada.

—¿Es que lo has visto en su partida de nacimiento o su DNI? —me imitó—. Rudolph es de donde son todos los renos, de Canadá.

—Canadá está orgulloso de afirmar que Rudolph no es compatriota —alegué, con el puño sobre el corazón.

—¿Lo has mirado en el registro civil?

—Pero ¿¡tú te piensas que me he leído el registro civil para buscar a Rudolph, que evidentemente no está porque no es canadiense!?

Alexander puso los ojos en blanco.

—Te prometo que pienso ir a Canadá, TIERRA DE RENOS —añadió a pleno pulmón—, para comprobar que Rudolph es de allí y poder darme el gustazo de decir "Te lo dije". De hecho, vas a venir conmigo, quiero presenciar esa pataleta que te va a dar cuando veas que es canadiense.

—Perdona, a donde vamos a ir es a Polonia, sólo para poderme regalar los oídos cuando te enteres de que Rudolph es más polaco que la misma Polonia y le grites al del registro civil para que lo quite —le contradije.

—Pfff, ¿cómo va a ser más polaco que el mismo país? Eso no tiene sentido.

Abrí la boca para contestar, y me cayó una gota de agua dentro. Me atraganté, y comencé a toser. Encima de mí, comenzó a llover.

—Poseidón apoya mi teoría de que no es polaco —observó Alexander—,  y yo soy partidario de que nos pongamos a cubierto pronto.

—Claro, ¡porque aquí está a huevo eso de ponerse a cubierto!

Estábamos en medio de la carretera, y seguro que había vida humana establecida a unos cuarenta metros del borde del asfalto, pero en escasos segundos había empezado a caer la lluvia a chorros y a enneblinarse todo, por lo que no se veía más que una cortina de agua.

La Cazadora (PJO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora