Capítulo 2: Enio, la destructora de salones

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—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —grité cuando la chica salió del armario. Por suerte, mis padres no estaban con todo el rollo de la boda de a saber qué tío mío, así que no tenía que preocuparme porque me oyeran gritar como si hubiera visto a la niña del exorcista encima de mi cama.

Lo que más me asustaba es que conocía a la chica. Pelo negro cortado a la garçon, ojos de un tono verdoso oscuro, pecas, una camiseta mía arrugada sobre el hombro... Era Leslie Ho, de mi clase de Informática. Aquella chica iba a mi clase, pero nunca habíamos hablado, y ni siquiera me había descargado ningún trabajo suyo para inflarme la nota. Así que ¿qué demonios hacía metida en mi armario? ¿Era una acosadora pirada? Y ¿por qué de pronto tenía patas de cabra?

—Hola a ti también —contestó, irónica. Hizo una bola con la camiseta y la tiró de vuelta a las profundidades del armario del que había salido.

—¡Leslie! Pero ¿qué haces...?

—¿Metida en tu armario? —me interrumpió—. Esperarte. Enero, ¿por qué no vamos a dar un paseo?

—¿Y encontrarme con otra mujer verde de dos metros y un humor de perros? Anda ya... —contesté. Luego caí en la cuenta de que se suponía que nadie lo sabía. Ups.

—¿Te has encontrado con una dracaenae? —me preguntó Leslie, repentinamente seria. Tenía la misma expresión que la Esfinge, pero con nariz y unos cuantos siglos menos. Al ver que no contestaba, suspiró—. Un monstruo que es mujer de cintura para arriba, con la piel verde y escamosa y los ojos amarillos, y con dos serpientes de cintura para abajo.

—¿Cómo has dicho que se llama? ¿Dracaenae? Sí, me he encontrado con uno de esos bichos. Muy maja, por cierto, unos intentos de asesinato maravillosos. ¿Cómo sabes qué es...?

—Maldición, Quirón se va a poner como una fiera como se entere de esto... —masculló, sentándose en mi cama. ¿Quirón? ¿Aquel no era...?— Sí, me refiero al Quirón de la mitología griega. Verás, Enero, esto quizá te va a dejar en shock, pero no eres humana. Eres una semidiosa, hija de un dios griego y una mortal.

>>Cuando Grecia fue conquistada, sus dioses no desaparecieron. Cambiaron de nombre, y de hogar, pero eran los mismos dioses, las mismas fuerzas. A lo largo de la historia han ido cambiando de lugar, yendo allá donde la llama de la fe era más potente, y ahora están en Estados Unidos, naturalmente. Los mismos dioses... Y las mismas costumbres. A lo largo de estos últimos dos mil años, los dioses han seguido teniendo hijos con mortales. Algunos de ellos, como Houdini, fueron famosos. Pero muchos han vivido, y viven, en el anonimato, como tú. —Debió ver mi cara de pasmada, porque sonrió mientras se acomodaba entre los cojines. "No, no es eso lo que me tiene muda", le quise gritar, "¡es la parrafada que estás soltando sin despeinarte!" —. Sí, tú eres una de ellos.

>>Te diagnosticaron THDA y dislexia, ¿verdad? Ese THDA es instinto de batalla. Te mantiene viva en un enfrentamiento. Y tu dislexia, en realidad, no existe. Tu mente está preparada para entender el griego antiguo. Tienes poderes y habilidades que no puedes controlar, ¿no es cierto? Son los poderes que has heredado de tu padre divino.

—Para el carro —la interrumpí—. Para empezar, ¿por qué demonios pareces una grabadora? Y, por otra parte, yo no tengo superpoderes. Ni vuelo, ni soy capaz de invocar el fuego, ni nada. Y ya me has visto en clase de Gimnasia y doy asco. Poco espíritu de batalla veo.

—Oye, no se te da bien porque tu mente está dormida. ¿Por qué crees que no has visto mis patas antes? Extendí sobre todo el alumnado y el profesorado una espesa Niebla, que hacía que los ojos de los simples mortales no pudieran ver nada más allá de lo normal. Pero tú puedes verme como soy porque has empezado a comprender quién eres. Ahora que lo sabes, tu olor de semidiosa se ha hecho más fuerte. Incluso yo puedo olerlo. Por eso estoy aquí.

La Cazadora (PJO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora