Capitulo 38

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MIA O'CONNER

Voy a mi habitación para avisarles a Mai y Adrik que después vuelvo.

—¿Y qué es esa sorpresa?—pregunta Maia.

—Lo que dijiste, sorpresa—contesta mi hermano.

—Pero a nosotros nos podes decir—insiste ella.

Mi hermano niega con la cabeza.

Nos vamos de mi habitación. Mi amiga y el teñido bajan con nosotros ya que ellos van a su edificio. Mientras caminamos hasta afuera voy hablando con Adrik.

—Me hubiese gustado enterarme la fecha de tu cumpleaños para regalarte algo.

—No me molesta si me das o no algo, teñido, me da igual. No soy de esas personas que le ven algo importante al día de su cumple.

—Igual para el otro año ya voy a saber la fecha.

—¿Pensas que vamos a durar mucho?—pregunto mirándolo.

—Auch—dice con una sonrisa—. ¿Vos crees que no duraríamos nada?

—No, no quise decir eso—digo sonriendo—. Solo que no sé, ninguna relación me duro mucho.

—Ya te dije que no voy a irme al igual que todos, no voy a dejarte y con el tiempo te lo voy a demostrar.

Yo le sonrio.

—Igual las separaciones no son solo por eso, hay otras razones.

—Si.

Paro antes de que lleguemos a la calle donde estaba el auto esperándome.

—Adrik, si algún día dudas entre mi y otra persona, no me elijas y tampoco te metas con ella estando conmigo. Primero cortamos y después hace lo que quieras pero nunca me engañes, por favor.

—Muñeca, nunca te haría algo así, ni a vos, ni a nadie—dice y me agarra de la cara para que lo mire a los ojos.

—Bueno, par de tórtolos, ¿se van a quedar más tiempo o piensan separarse un segundo así me puedo ir?—grita mi hermano.

Le doy un leve beso en los labios a Adrik.

—Después hablamos cuando vuelva.

Me estoy por ir pero me frena agarrandome de la mano.

—Te voy a estar esperando con tu regalo.

—Ya te dije que no hace falta—digo mordiéndome los labios y negando con la cabeza.

Él se encoge de hombros.

—Ya me hice viejo de esperarlos—grita mi hermano otra vez.

—Anda porque no lo soporto más—dice Adrik divertido.

—Yo tampoco y lo tengo que seguir bancando.

—Es tu hermano, muñeca.

Doy media vuelta y corro hacia el auto. Liam toca muchas veces la bocina para que me apure.

—La próxima que me apures y me molestes así, te aseguro que no vas a vivir para volver a hacerlo.

—No es mi culpa que estés pegada a ese pibe como un chicle.

—Si tenemos que hablar de eso, ¿vos qué?, no te despegas ni un segundo de Maia, vas por atrás de ella babeando.

—Mentira.

—Verdad.

—Men...

—La verdad, no. No los extrañé nada—dice una voz desde la parte de adelante del auto.

Narco Barbie ✔️Where stories live. Discover now