Mia O'Conner, una chica de diecisiete años. Es una de las más grandes narcotraficantes mundialmente, y oculta su identidad bajo el apodo de "Daga".
Adrik Anderson, un chico de dieciocho años. Trabaja para la policía pero como un agente oculto, sin r...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
MIA O'CONNER —¡Que hijo de la gran puta!—grita Maia, saltando de golpe de la cama— Decime que le cortaste la yugular con una daga—me señala.
Recién termino de contarle lo que había sucedido con Scott, que fue el causante de que tenga el rostro un tanto hinchado.
—No pude—niego.
—¿Ni una bala en la pierna por lo menos? ¿nada?—me interrumpe.
Vuelvo a negar y ella resopla.
—No me faltaban las ganas de hacerle algo, eh, pero estaba Adrik, y no les puedo demostrar a los demás que estoy armada.
—Pero seria por protección—se vuelve a sentar a mi lado en la cama.
—Sí, pero de todas formas es ilegal tener armas sin papeles y más si tengo dieciséis años y estoy en un instituto.
—Bueno, igual estábamos afuera de acá, pero tenes razón, quedaría raro que te vean con un arma encima.
—No creo que le queden más ganas de joder a una chica. Y si todavía le quedan, ojalá que me lo encuentre en algún lugar donde estemos los dos solos, ahí si, juro que lo mato y quemo el cuerpo para que no haya sospechas.
Ella sonríe y aplaude.
Tocan a la puerta y yo me levanto a abrir, encontrándome con Liam.
Sus ojos parecen haberse topado con mi amiga apenas le abrí porque ladea la cabeza hacia un lado y mirándola sobre mi hombro le sonríe.
—Hola, linda.
No sé cuál fue la respuesta de Maia que hizo que los ojos de mi hermano brillaran con intensidad.
—Ay, no, por favor—cierro los ojos—. Conmigo presente no, es asqueroso. Casi que puedo leer sus mentes e imaginarme lo que están pensando del otro.
Ellos se ríen.
—¿Qué tiene de malo, peque?—me dice Liam abrazándome.
—Sos mi hermano y ella mi amiga.
—¿Y?—pregunta Mai.
—Es molesto, no me gusta—miro a mi hermano—. Te aseguro que opinarías lo mismo si me metería con un amigo tuyo.
Sus cejas rubias se levantan de golpe.
—¿Lo decís por Adrik?
Blanqueo los ojos, y desarmando el abrazo me alejo.
—¿Anderson?—pregunta mi amiga y Liam asiente— No jodas, Mia O'Conner—me mira indignada—, ¿de qué mierda me perdí?
Me dejo caer de espaldas a la cama y me llevo las manos a la cara.
—Nada, es este inútil que piensa que tengo algo con el teñido.
Escucho los pasos de él y confirmo, sin siquiera verlo, que esta a mi lado cuando lo escucho cerca al preguntarme:
