Narco Barbie ✔️

Capitulo 37

MAIA SMITH

Veinte de agosto, cumpleaños de la Narco Barbie.

Con Liam le hicimos su torta favorita, en realidad la hizo más él que yo. Y le compramos algunas cosas. A ella no le gusta festejar su cumpleaños pero de todas formas nosotros le terminamos dando algo.

Vamos a ir a despertarla. Le pedimos a la mujer de limpieza la llave extra y le explicamos el porqué, nos la termino dando. Abro la puerta lo más lento y silenciosamente posible. Liam se queda en el pasillo mientras agarra las cosas que había que meter adentro de su habitación, como globos y demás. Paso el marco de la puerta y me quedo viendo al frente.

—Le acabo de ver medio culo a Mia—digo.

Él con los globos en manos se da media vuelta para no verla.

—Tápala con la sabana o algo—me dice.

—¿Qué? No quiero acercarme y ver alguna parte del cuerpo del novio de mi amiga.

—¿Adrik está acá?

—Es el único novio que tiene, estupido—digo obvia.

—Trata de taparla.

Yo de a poco me voy acercando y cuando llego a la sabana, la tiro hasta que tape su culo.

—Listo—digo.

—¿Me puedo dar vuelta?—pregunta.

—Si.

Él se da vuelta y se queda casi que en shock al verlos.

—Decime que no está desnuda—me dice.

—Si, lo está.

—Te dije que no me lo digas—se pasa las manos por la cara—. Decime que no está arriba de Anderson y que no le está pasando todo su pecho por el de él.

—No lo está haciendo—le digo que no ya que él me pide que haga eso.

—¿Me estas tomando el pelo?—me pregunta indignado mirándome.

Yo pongo los ojos en blanco.

—¡Mia!—grito.

—Cállate—dice ella.

Adrik abre los ojos y aún dormido pregunta:

—¿Qué hacen acá?

—Eso te lo tendría que preguntar a vos—dice Liam.

—¿No es obvio?—dice señalándose.

—¿Se pueden ir?—pide Mia—. Quiero seguir durmiendo.

—Mia O'Conner, sepárate ahora de él—le dice el hermano.

Ella todavía sin abrir los ojos, se apega a su novio a propósito.

—Yo la mato—dice Liam.

Y yo me rio por como actúa.

—Dale, ahora, sepárate, ya—le dice.

—Ay—se queja Adrik.

—Que molesto sos—dice mi Narco Barbie.

Se separa y mientras lo hace se tapa con la sabana.

—¿Contento?—le dice.

—¿Qué mierda les pasa? No paran nunca. Parecen perros en celo.

—No tengo ganas de hablar de cuantas veces lo hago. Además yo no te cuestiono si lo haces muy seguido o no con Maia.