– Adiós Mirai.– Le dijo con un abrazo. – Te cuidas, no te comas tus galletas, come tu lonche.– Eso hizo reír a pelinegra.

– Si mamá.– Respondio con burla.

Hana solo volteo los ojos, tomó sus llaves y su bolsa para irse. La verdad es que si estaba nerviosa, en si era la primera vez que era acompañada en su trabajo, ya que recordaba como le había pedido ayuda a sus amigas pero al saber que se trataban de gemelas con bastante energía evitaban acompañarla. Toco la puerta de la vecina y espero sólo minutos antes de que fuera abierta por una pequeña de aproximadamente seis años. Tenía sus ojos grandes y cafés, su cabello negro y largo era decorado por un moño color rosa.

– ¡Mami, mami! Ya llegó Han.– La pequeña daba pequeños saltos mientras tomaba de la mano a la pelirroja indicándole que pasara.

– ¡Han, Han! Ya estoy lista.– Dijo la otra pequeña, su moño color verde brincaba tanto como ella. A cierta vista parecía que si eran iguales, pero una de las cosas que las diferenciaba era que una, Sun, era más habladora y tenía pequeñas pequitas decorando sus mejillas, mientras que la otra, Iseul, le encantaba cantar y tenía los ojos un poco más grandes que su hermana.

Hana les sonrió a ambas y camino hacia donde estaba su mamá. Una señora muy elegante que casi siempre se vestía muy formal a pesar de estar solo en su casa para cuidar a sus pequeñas. Ya le había avisado de antemano que tendría un acompañante este día, pero aun así Hana quería estar segura de todo.

– Espero que no le moleste que lleve conmigo a alguien.– Dijo.

– No hay ningún problema, si puedes confiar en esa persona para mi esta bien.– Respondio. Hana le sonrió de vuelta, parecía que todo se hacía realidad y eso la ponía más nerviosa. Más cuando recibió un mensaje de Hoseok diciendo que ya iba en camino al parque de diversiones. – Solo tienes que ser tú, Hana.– La voz de ella la sacó de sus pensamientos.

– ¿Perdón?

– Se mira que estás nerviosa y créeme esa expresión la conozco muy bien.– Eso hizo a la pelirroja sonrojarse. – Ser tu es el mejor consejo que te puedo dar.– Hana olvidaba lo buena que era para leer las expresiones del rostro, pero aun así le agradeció y se retiró tomando a las dos niñas de las manos.

Las tres caminaron hacia el estacionamiento, las puso en los asientos traseros no sin antes ponerles el cinturón de seguridad. Después de asegurarse de tener todo listo, arrancó el auto.

– Han, nos dijo nuestra mami que viene un amigo tuyo.– Dijo Sun. La pelirroja asintió con su cabeza.

– ¿Como se llama?– Pregunto Iseul.

– Jung Hoseok.– Respondio mientras manejaba.

– ¿Es lindo?– Pregunto la otra. Cosa que hizo a Hana sonrojarse e incluso frenar de golpe.

– ¿Por que preguntan eso?– Contestó tratando de sacar una risa forzada. Ambas niñas se encogieron de hombros.

– Si es tu amigo debes de saber si es lindo o no, es curiosidad.– Volvió a responder Sun.

– Supongo que si.– Respondio casi en un susurro. Ambas niñas sonrieron y soltaron pequeñas risas. Pero les evitar más preguntas, Hana conecto su teléfono a su auto para distraer a las niñas con algo de música. Ahora las tres iban cantando por todo el camino cosa que les hizo el recorrido más corto.

Cuando llegaron Hana trató de encontrar un buen lugar para poder estacionarse, era algo fácil ya que era algo temprano y la mayoría de los lugares estaban vacíos. Es por eso que había escogió ir temprano, por lo general no le gustaba los lugares con mucha gente. Checo su teléfono por última vez leyendo el mensaje de Hoseok diciendo que estaba en el carrusel esperándolas. Ayudó a las gemelas a bajarse del auto y sin soltarse de las manos camino con ellas hacia el enorme carrusel de color dorado.

Amor no correspondidoWhere stories live. Discover now