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Jin se encontraba en el bus, solito sentado casi al fondo de este, pensando tantas cosas cuando de repente su teléfono sonó, vio el identificador y noto que era su madre quien lo llamaba.

Tomo unas cuantas respiraciones antes de contestar pues aún estaba llorando y no quería que su mamá  notara lo destrozado que estaba.

-Hola...

-Hola, ¿Jin? mi bebé...

SungHee había entrado a la cocina para poder hablar con su hijo, su alfa andaba muy alterado con todo lo acontecido y le había prohibido llamar a Jin.

-Mi amor... ¿qué estabas haciendo en el departamento de ese chico?

El omega quiso llorar otra vez al recordar todo lo que pasó.

-Mami... le prometí a Minnie que iba a lograr que se casara... lo que haya ocurrido. - tomo un respiro. - al menos sirvió para que papá permita que él se case...

Su madre al otro lado de la línea no podía contener sus lágrimas, le dolía todo lo que su hijo estaba pasando, le lastimaba más aún no poder estar con él,  ni saber que realmente paso, pero a pesar de todo intuía algo, pues para que Donghae haya llegado con un humor de perros y la llamada pidiéndole que hagan preparativos de un funeral sin ningún muerto, la tenía muy asustada, como omega le dolía saber que ya no podrá ver a su bebe todos los días...

- ¿Qué estabas haciendo hijo? ¿Qué estabas pensando?

-Por favor, mamá... deja que Minnie se case primero... por favor, ¿sí?... mamá... por favor. - la omega se quedó callada un rato.

-Mi amor... te llamare todos los días ¿está bien mi bebe? -

- ¿Se lo dirás a papá? -

La omega respondió en un susurro. - Bebe... ya lo conoces, no puedo decírselo.

-Entonces, por favor no me llames... por favor... si lo descubre quedara más destrozado aún.

La omega se puso un poco molesta. - ¡Oh dios! entre los principios de padre e hijo que tengo que ver yo...

Jin se secó unas cuantas lagrimas que recorrían su hermoso rostro. - Adiós, mamá... - y colgó el teléfono.

No le dio opción a su madre de que pudiera decir algo más, le dolía todo lo que estaba pasando, pero trado de no pensar mucho en ello.

Cuando llego al trabajo se tomó unos supresores antes de ingresar, espero a que hagan efecto y recién pudo entrar, no quería pensar mucho en lo ocurrido, pero era inevitable puesto que ahora que no tenía donde ir y tenía que buscar un lugar donde quedarse.

Busco en el periódico algún departamento en alquiler o un lugar donde pasar la noche, mientras leía y subrayaba cuales eran los posibles lugares, unas cuantas lágrimas rebeldes caían por su rostro.

Ya había buscado en más de seis periódicos diferentes, había hecho muchas llamadas y nada, cansado de no obtener resultados, fue al mostrador a atender a alguna persona.

Parecía un robot, solo estiraba la mano, recibía el libro y lo ponía al carrito, no miraba a nadie a los ojos, más bien la tenía perdida, de vez encunado pasaba su manita por el rostro para limpiar aquellas gotitas saladas.

Milagrosamente recibió una llamada. Era uno de los tantos arrendadores que llamó.

- ¿Hola?

-Sí señor, yo llame...

- Por favor señor, debo conseguir la casa hoy... por favor... - estresado comenzó a morderse las uñas.

El hombre le dijo que era imposible que pidiera darle el departamento el día de hoy.

I Swear on You ✔Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora