Capítulo 19

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Capítulo 19

LUCAS

―Fiesta este viernes, ¿vienen? ―preguntó Will desde el otro extremo de la mesa. Todos lo miraron frunciendo el ceño, como si algo estuviese mal con él. Reprimí una sonrisa y tomé un poco de mi bebida, esperando que mi compañero cayera en la cuenta―. ¿Qué? ―preguntó luego de unos segundos.

―Tenemos exámenes la semana que viene, Will ―respondió Bianca por todos. Nos echamos a reír al ver la cara del rubio que abrió los ojos como platos y tragó saliva. Luego apoyó la cabeza en sus manos.

―Estoy frito ―murmuró.

―No eres el único ―comentó Ryan, que le daba una palmada en la espalda de consuelo.

―No debe ser tan difícil ―dije mientras me ponía en pie para dejar la bandeja en el lugar asignado―. Es Historia. Es fácil ―Me encogí de hombros. Todos empezaron a decirme cosas, como que no alardease, que yo era un cerebrito y un montón de cosas más, a lo cual me eché a reír. Levanté las manos―. Era una broma, compañeros.

―Podríamos estudiar juntos ―dijo Bianca entonces y todos accedieron, asustados. Will le tomó la pálida mano y se la estrujó, como si fuese algún tipo de Diosa.

―Gracias, Bianca, gracias gracias ―murmuraba mientras mi amiga le hacía una mueca de disgusto. La salvé sacando a Will de allí y me sonrió débilmente.

―Podrían venir a casa ―dije mientras nos dirigíamos hacia el salón cuando sonó la campana―. Y luego podríamos pedir comida o algo ―sugerí. Ryan y Daniel aplaudieron y chillaron como unos locos y Will saltó de la felicidad, mientras que Bianca asentía con la cabeza con una sonrisa.

Horas más tarde, arranqué el auto para dirigirme a casa. Mis compañeros no irían hasta más tarde, así que tenía tiempo de hacer una rápida parada. Sabía que el turno de Ana comenzaba en pocos minutos, por lo cual cuando divisé la tienda de ropa en la que trabajaba, estacioné el auto en el primer lugar disponible que encontré y entré sin más, antes de que me empezara a arrepentir y cuestionarme.

Habían pocas personas que estaban siendo atendidas por Cole en ese momento, que me daba la espalda, pero sabía perfectamente que era él. Recorrí el sitio con la mirada hasta dar con una pequeña barra donde Ana se encontraba sentada, mirando el monitor a su lado y escribiendo unas cosas en un papel. Sonreí instantáneamente y me dirigí a ella, que no se percataba de que me encontraba allí.

―Hola ―dije sin más y ella volteó un poco sorprendida. Al verme desde el otro lado del mostrador, sonrió levemente. Llevaba puesto un suéter oscuro que hacía resaltar su cabello rubio y podía casi divisar todas sus pecas.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó extrañada. Me encogí de hombros, como diciendo "Si yo supiera".

―Pues nada, acabo de salir del instituto.

―Puedo verlo ―dijo señalando mi uniforme con su bolígrafo. Volteó su torso para mirarme más directo y nos quedamos en un silencio cómodo.

―¿Tienes planes esta noche? ―pregunté sin pensarlo dos veces. Subió las cejas, un poco sorprendida. Luego parpadeó y miró atrás de mi hombro, seguramente hacia Cole y sus cejas se entornaron levemente. Se encogió de hombros.

―Por ahora, no ―respondió―. ¿Por qué? ¿Me estás invitando a una cita, Lucas? ―preguntó con una sonrisa pícara, en broma. Solté una pequeña risa y negué con la cabeza.

―Unos compañeros vienen a cenar esta noche a casa, pensaba en invitarte. Y claro, a Cole igual ―expliqué, intentando que mi voz sonara lo más calmada posible. Lo último que quería era dejarle ver qué tan nervioso me ponía su presencia.

Hizo una mueca, pensando. La observé mientras lo hacía. Miró sus muñecas y empezó a jugar con los puños del suéter mientras se debatía consigo misma. Quería saber exactamente lo que pasaba por su mente, qué le hacía dudar tanto. Luego volvió a observar a Cole, quien seguía atendiendo a los clientes en el fondo y asintió con la cabeza, decidida.

―Sí. Cole y yo necesitamos un poco de respiro.

No quise preguntarle al respecto. Lo último que quería era incomodarla y parecía ser algo habitual cuando hablaba con ella. Por lo tanto, le sonreí simplemente y le dije que le enviaría la dirección. Fue en ese momento en que me detuvo antes de que llegase a la puerta de la tienda y me preguntó cuál era mi número de teléfono.

ANA

Cole no dejaba de molestarme. Y después de escucharlo por media hora sobre cómo Lucas me tenía ya entre sus "garras" ―término que deseo no volver a escuchar―, no pude evitar reírme de sus tonterías y de que, tal vez mi mejor amigo tuviese razón. Pero luego sacudí la cabeza, ¿en qué estaba pensando? Lo último que faltaba era que me empezase a gustar Lucas.

―No ―me dije a mí misma, parada frente al espejo, una vez que había terminado mi turno y me preparaba en casa. Me había vestido cómodamente, por supuesto. Vaqueros oscuros y un suéter diferente al que llevaba antes. Éste terminaba en mi cintura, justo en el lugar donde empezaba la tela del pantalón. Apliqué poco maquillaje en mi rostro, nada fuera de lo normal y me despedí de mi padre, quien había llegado poco antes que yo. Aún no le permitían los turnos de noche, lo cual lo había hecho un poco más miserable de lo que ya estaba, pero le repetí miles de veces que aquello era lo mejor para él. Una vez que le advertí que no se quedara toda la noche observando la televisión, salí para encontrarme con Cole manejando el auto de su madre.

―Para una cena tranquila con sus compañeros, te vez muy linda, querida ―saludó. Revoleé los ojos ante el comentario, pero sonreí, porque lo cumplidos siempre venían bien cuando uno se encontraba nervioso.

Y yo estaba terriblemente nerviosa. 

Lucas y Ana ✓Where stories live. Discover now