Capítulo 34 Pasión demoniaca

1K 87 57
                                    


▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬▬

Nueve años después.

Lady Hashirama, se encontraba sentada en su trono conversando con uno de sus mejores amigos de los últimos años. Vestía un hermoso kimono blanco con los bordes marrones, y lleva su larga cabellera color chocolate suelta. Los demás presentes, en total cinco personas, se mantenía retirados de los tronos llenando papeleo, mientras Uzumaki Mito a un lado de la reina tenía una mejor posición. El atrevimiento del pelirrojo se debía a que el rey Uchiha y el príncipe Yuda, no se encontraba en el imperio desde hace cuatro años.

—Cada día te notó más melancólica —dijo Mito en voz baja. El Uzumaki se encontraba parado a un lado del trono de la morena, viéndola desde arriba con cara de preocupación.

Antes de contestarle a su amigo, llevó su mirada de tono chocolate al trono de su rey a un lado de ella, encontrándose con un trono vacío con la corona de este en el centro, la misma que no se ha probado desde que se le entregó un año antes de irse a entrenar a su primogénito lejos del imperio.

—Sabes bien la razón del porqué estoy como estoy —su voz sonó deprimente y apagada —, no he tenido noticias sobre sus paraderos. Me preocupan...

—¿De qué puede usted, mi reina, estar preocupada? El rey no dejará que nada malo le pase a su primogénito. ¿O duda que pueda descuidar al príncipe?

La morena no contesto en breve, pensó antes de hacerlo, puesto que los presentes los miraban discretamente. La amistad del Uzumaki y la Senju, era un poco sospechosa, se rumora que llevaban una infidelidad desde que Madara se fue con su hijo.

—¡Salgan todos! —ordenó Hashirama —. Menos tú, Mito. —Levantó un poco la cabeza para verle desde el trono. El pelirrojo sonrió tenue y esperó que todos salieran del salón de tronos.

Una vez solos, la morena, se levantó de su trono y bajó tres escalones, luego fue hasta el centro del salón por donde comenzó a caminar de un lado a otro. Mito también bajó los escalones y la observó detalladamente.

—Mito, sabes lo mal que está mi matrimonio y mi relación con mi hijo —comenzó a desahogarse —desde aquella vez, que me atreví a golpear a mi niño de cinco años, las cosas empeoraron —su voz comenzaba a quebrarse al recordar a su pequeño niño llorando por la brutal bofetada. —Yuda no volvió a llamarme madre o aceptar mi cariño, de hecho nació en el miedo. Madara volvió a la misma personas antipática que conocía cuando adolescentes.

La morena se rompió en llanto sin dejar de caminar al centro del salón. Mito sufría ver el sufrimiento de su primer y único amor, que no pudo mantenerse en la misma posición sin abrazarla y brindarle calor, aunque empeorará la imagen de Lady Hashirama.

—Mito, si nos vieran —murmuró ella en el hombro de ese hombre que tanto la ama —pensaran que somos amantes.

El pelirrojo abrazó fuerte a la morena, con su cabeza apoyada sobre la cabeza de ella.

—Me puede en el alma verte así, Hashi —murmuró, apretando más sus brazos—. Sabes cuánto te amo, daría lo que sea por tal de verte feliz, pero debo decirte que no debes preocuparte por ellos, porque ellos no lo hacen por ti.

Demasiado sincero fue Mito, pero tenía que hablar con la verdad. Por otro lado, Hashirama le pudo tanto escuchar la crueldad de la verdad, que siguió lamentándose sobre el hombro de aquel hombre cariñoso, comprensivo, amable y respetuoso.

—Tengo miedo que nunca regresen, o cuando lo hagan, sean más fríos conmigo. Pero lo que más me preocupa, que ambos se conviertan en enemigos de este imperio.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Where stories live. Discover now