Capítulo 24 Sello y Pacto

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—Esperamos por ti en la capilla, cuñada —habló Izuna. El segundo líder del clan Uchiha está al otro lado de la puerta. Como todo fue imprevisto, vestía ropa normal de shinobi de dicho clan.

Sayuri abrió la puerta corrediza y fue a la capilla. Lady Hashirama la vio marcharse, también notó lo armado que se encontraba Izuna. Aquel detalle la alerto, que antes de salir de la habitación intercambiaron unas cuantas palabras para averiguar en qué estado se encontraba, hostil o enemigo.

—No combatas con mi hermano. Dile a tus hombres que lo dejen pasar, y que le digan donde estaré para cuando lleguen—habló con firmeza.

Izuna esbozó una sonrió leve y contestó:

—No sé si pueda permitirle pasar, sin embargo tengo órdenes por nii-san de no tocarle.

Eso para ella fue más que suficiente. Descartaría que su hermano sea masacrado por los Uchiha. En camino hacia la capilla a plena madrugada, no había nadie afuera, solo iban Hashirama, Izuna, y dos otros Uchiha. Bostezando llegó a lo que parecía un capilla. A flor de piel se entró juntó a su cuñado y los demás, al interior se encontraban Tajima vistiendo ropa de los Uchiha, Sayuri que no tenía ni menos de dos minutos de haber llegado, tres consejeros medio dormidos, el sacerdote del clan, y a Madara, él sí vestía el tradicional kimono de bodas. Todos fijaron sus ojos en la Senju, quien parecía otra, parecía frágil con el maquillaje, joyería, y su kimono de bodas. Al centro del lugar había dos cojines que usarían los novios mientras el sacerdote lleva a cabo la ceremonia, y dos pergaminos enrollados frete de ellos en una mesita.

—Comencemos —ordenó Madara, formando una media sonrisa a Hashirama.

Ella no avanzó, se quedó viéndole seriamente. Las miradas entre ambos jóvenes enamorados eran llamativa para los presentes. Madara tenía facciones que decían: "¿Qué haces?¡Muévete!" Mientras por otro lado, las facciones de Hashirama decían: "Me has decepcionado..." Los jóvenes salieron del trance a escuchar a Tajima volver a repartir lo que su hijo dijo minutos antes:

—Comencemos.

—Esperen... Madara necesitamos hablar afuera —habló ella con firmeza.

Hashirama se dio la vuelta y salió de la capilla de inmediato. Madara tenso la mandíbula y la siguió con el mismo paso de ella. Todos los demás lo siguieron con la vista.

Madara salió tras Hashirama. La alcanzó cerca de la capilla, le daba la espalda, pero podía ver el vapor que escapaba de su boca por el frío de la madrugada.

—Ese niño que espera la concubina de tu padre... ¿no es tuyo? Pude sentir tu chakra dentro de ese vientre... —reclamó quebrantada.

—¡No! —espetó —. ¡¿Cómo te atreves a pensar en ello?! Si se ha de sentir mi chakra es por mi padre, no por mí —sonó indignado. No avanzó más, un metro los distancia.

—No puede ser el mismo chakra que tú, si no eres el padre de esa criatura —castigo a su voz quebrantada no romperse más de lo que ya estaba. Le dolía tanto que sí fuera cierto lo que suponía.

—Dejémonos de tonterías, y dime en realidad que tramas con fincar un crío que es de mi propio padre. Si te quieres ir hazlo de una vez, pero no me arrojes esa estupideces que no viene al caso.

La morena giró su cuerpo rápidamente para quedar de frente. Ahí estaba su rey, vestido para ella con su tradicional kimono de bodas. Guapísimo era su hombre, y en pocos minutos su marido, pues ella no pensaba echarse para atrás, aunque ese niño fuera de Madara. Ella no podía abandonarlo en este momento especialmente para ambos. Pero sí quería saber la verdad.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora