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—¿Quieres algo de tomar?—ofreció Lauren sentándose en el sofá negro.

Al lado suyo, una rubia que había conocido en el ascensor del edificio empresarial hacía unos treinta minutos. No solía socializar antes de sus intenciones de cada encuentro, simplemente iba al punto, pero entonces qué sería de lo que había aprendido en la universidad sino mostraba un poco de educación ante la anticipación.

—Agua esta bien.

—Agua, ¿de verdad?—dijo ella un tanto incrédula.

—Sí, creo que con esto de firmar tu seguro, necesito estar sobria para poder ser consciente de lo que espero de ti.

Lauren se le quedó viendo, entonces comisura de sus labios se elevó con descaro, dejando ver una sonrisa neutra, pero deseosa.

—Tu leíste y firmaste, si quieres tener sexo duro conmigo primero debo de protegerme yo.

Lauren llevó una mano al muslo desnudo de la rubia y comenzó a moverla de arriba a bajo, y susurró en su odio:

—Ahora porqué no te comportas como una buena chica y me dejas cumplir con mi palabra.—logrando sacar un gemido de ésta y haciéndola olvidar sus dudas.

Metió la mano debajo del vestido y se aventuró en tanto se acercaba a la fina cobertura de las bragas de la rubia. Delineandolas con las yemas de los dedos, mientras le recorría desde la carne tierna detrás de la oreja, su cuello, hombro, dejando un hilo de mordiscos y besos húmedos en ella.

La rubia se retorcía, velada por las caricias, ansiosa de más.

—Por favor... Por favor...

—Eso es, súplica, nena.

La mano de Lauren se escabullo en la suave tela del vestido de ésta para moldear su pecho izquierdo y dejar un pellizco allí, lo soltó y la dirigió hasta colocarla a horcadas sobre su regazo y comenzar a bajar la cremallera del vestido. Cuando logró tenerla solo en bragas, frotó su miembro ya erecto sobre la húmedad de ella, haciendola estremecer. Lauren deslizó una mano entre ellas, entonces no le sorprendió encontrar a la rubia hinchada, dura y empapada, lista para recibirla.

—Éstas muy húmeda, nena.

—Por Dios, hazlo ya...

Lauren paró su mano y la retiró, provocando la sorpresa en la rubia. Alzando un poco la voz, con molestia expresó:

—¿Por qué mierdas has parado?

Entonces Lauren le palmeó el trasero y ella contuvo el aliento.

—¿He dicho acaso que puedes alzarme la voz?—la rubia negó con ligero miedo, el cual Lauren notó y comenzó masajearle el lugar donde dejó su marca.

Acto seguido se levantó y la cargó, la rubia le rodeó la cintura con las piernas y con el bulto de Lauren punzando su centro en cada movimiento haciéndola delirar, comenzó a deborarle la boca con la lengua.

—¿A donde me llevas?—preguntó la mujer entre jadeos.

—A darte lo que te prometí.

Ya dentro de la habitación la recostó sobre la cama, ésta no era su habitación sino la que utilizaba para sus juegos.

—Espera aquí y no te atrevas a tocarte, sino voy a castigaré ¿entendido?

La rubia solo la miró sin mediar palabra, así que Lauren la agarró de la barbilla y apretó lo suficiente.

—¿Qué si has entendido?

—Sí—balbuceó ella.

—Así me gusta, nena. Ahora vuelvo.

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora