Lauren, presa de la emoción, obligó a su lívido depredador a controlarse. Sin poder comprender el efecto que se empeñaba en apoderarse de ella, Lauren permaneció un momento inerte sin lograr teclear nada potencialmente ingenioso.
Estaba temporalmente sin palabras.
¿Cómo una desconocida, a miles de kilómetros de distancia, podía crear en su mente cientos de escenas sexuales con tan solo una oración? Tal vez porque estaba cargada de posibilidades.
Involuntariamente, fantasió con acicalar su piel morena con plumas. Perderse en los serenos y profundos ojos marrones mientras se acercaba a rozar sus labios, condenadamente apetitosos. Fundir su cuerpo con el de ella, adentrándose en lugares que podrían ser los más acogedores en toda Camila.
Su boca o su coño. Ambos deliciosos ambos adictivos.
Velozmente desterró la idea de llegar a ansiar a alguien con tanta ferocidad, dejándose absorver por el deseo y un instante palpable de paz.
Pero entonces, tras inspirar profundamente, sus memorias vagaron en los años de maltrato y sufrimiento vividos en el pasado. Recordó también la promesa impuesta a si misma; jamás dejar a sus emociones tomar el control de su vida.
Automáticamente invocó a su padre mientras éste la maldecia para siempre: eres un monstruos, no mereces que nadie te quiera.
Con esas palabras sembradas en la cabeza, Lauren esfumó cualquier rastro de arrepentimiento o vergüenza. Todavía quería saber dónde la llevaría su pequeña aventura sucia. Sin embargo, por más que intentara o luchara, Lauren no podría salir del laberinto de confusiones en el que estaba a punto de caer, pero ella no lo supo entonces.
Poniendo la mente en blanco, dejó a su parte sádica, trastornada, pervertida, deseosa de placer, obsesa de poder y control, poseerla internamente. Sonrió sin decoro, sus ojos oscuros presagiaban lo peligrosa que podía llegar ser.
Ahora, con todos los sentidos activos, centró la atención en su receptora que, aún aguardaba por su respuesta.
— licenciadaMJ:
No sólo sé hablar sucio en la cama. Podría llevarte a lugares inimaginables.
*
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Dudando, Camila se tomó un momento para refrescar sus ideas. Era extraño, pero había algo en Lauren que le causaba curiosidad. Una parte de ella quería desistir en averiguar sus secretos, no obstante, la otra mitad, impulsaba a Camila a insistir y a arriesgarse sin temer a las consecuencias.
