𝘽𝙪𝙘𝙠𝙮 𝘽𝙖𝙧𝙣𝙚𝙨 ☰ 𝙎𝙩𝙚𝙫𝙚 𝙍𝙤𝙜𝙚𝙧𝙨
×𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴
×𝘛𝘳𝘢𝘥𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴
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❝― Te necesito Brooke... te necesito más de lo que puedo soportar...❞
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― Yo tampoco quiero estar ni un minuto más aquí Brooke ― espetó con su molestia ― pero mucho me temo que pasaremos los próximos quince días juntos.
― Tampoco tienes porqué decirlo de ese modo no cuando es tú culpa. Serán quince días, pero tú decides, quince días de relativa tranquilidad o quince días de mierda ― espetó cansada, irritada con tu actitud y dejándolo con la palabra en la boca, yéndose hasta su habitación.
No estaba dispuesta a seguir discutiendo con él, no sabiendo que sí lo hacía terminaría gritándole miles de cosas a la cara, cosas que aún le hacían daño.
Se dejó caer sobre la cama, respirando pesadamente, sintiéndose completamente extraña, débil y culpable.
Débil porque su cercanía revolvía cada fibra de su ser, débil porque aún seguía suspirando por él. Culpable por no poder olvidarlo, por no poder seguir con su existencia más allá de sus recuerdos.
Quería olvidarlo, volver a ser quien era antes de que él llegase a su vida y a su corazón. Creyó haberlo conseguido, después de un mes de llanto descontrolado, creyó que de verdad estaba pasando página, pero él volvió con su estúpido y simple mensaje y todo se fue a la mierda. No lo había superado, solo había tratado de acostumbrarse a no verlo, pero ahora lo veía, ahora tendría que verlo las veinticuatro horas del día durante, por lo menos, quince días y se sentía perdida.
Ladeó la cabeza, cerrando los ojos con fuerza, queriendo ahuyentar todos los pensamientos que atemorizaban su cabeza, pero abrió los ojos y justo se topó con el armario empotrado en la pared, con el lado de Steve completamente vacío, solo quedaban algunas perchas colgando, meciéndose gracias a la tenue brisa que entraba por la ventana.
No quedaba nada de su ropa sobre la baldas, sus pocos cajones estaban completamente desolados. Ni una sola mota de polvo.
Apretó los labios con fuerza, tanto que dolieron, obligándose a reprimir esa corriente de llanto que la acechaba picando sus ojos, clavándose en su pecho.
Nunca fue consciente de su ruptura hasta ese momento.
Rompió con él, pero todas sus cosas permanecieron en su lugar, como si nada hubiese pasado, como si aquella última conversación en la que él la miró destrozado solo hubiese sido una pesadilla.