24. ― 𝘚𝘵𝘦𝘷𝘦 𝘙𝘰𝘨𝘦𝘳𝘴

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STEVE ROGERS

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𝘊𝘈𝘜𝘛𝘐𝘖𝘕 |

❝― Solo quiero ser feliz contigo...

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2023

No había luz.

Todo estaba sumido en una densa y solitaria oscuridad que llenaba cada rincón del lugar. Las luces estaban apagadas, ninguna se había encendido desde hacía días y lo único que acompañaba la estancia era el sonido de la lluvia.

Las gotas caían, como hacía tiempo que no lo hacían, calmadas y serenas, mojando la cuidad, barriendo con el tormento de tantos años.

Sostenía una fotografía entre sus manos frías, mirándola mientras lágrimas silenciosas se escapaban de sus ojos. Estaba cansada de llorar, pero no podía dejar de hacerlo, ni aún cuándo cerraba los ojos e intentaba dormir.

Sus dedos rozaban el cristal, trazaban sutilmente cada facción de su rostro. Quería volver a acariciarlo, volver a delinear su barba con los dedos, y rozar sus mejillas mientras se perdía en sus ojos.

Suspiró, luchando por respirar, apoyando la fotografía contra su pecho, mientras desviaba la mirada hacia las ventanas de su salón. Los cristales estaban mojados, pequeñas gotas resbalaban, trazando caminos que parecían perderse y desaparecer. No había nadie en la calle, era como si el mundo se hubiese desvanecido y lo único que permanecía era la tenue luz de las farolas.

Kate apartó la fotografía de su pecho, dejando que un par de lágrimas impactaran contra el cristal, al igual que la lluvia lo hacia con sus ventanas. Despegó su cuerpo de la manta cómoda y caliente que la rodeaba y se levantó, sintiéndose débil, abandonando el sitio en el que había estado llorando desde hacía demasiado tiempo.

Caminaba despacio, mordiéndose el labio con fuerza, notando como su vista se empañaba a medida que sus pies avanzaban.

Respiró hondo, quedándose paralizada sobre el marco de la puerta, sintiendo las miles de dagas que se clavaban sobre su pecho cada vez que llegaba a esa habitación. Había estado evitando a toda costa entrar en ese sitio, en esa habitación que un día fue su sitio seguro.

La cama permanecía vacía y las cortinas parecían moverse lentamente, como sí de un día relajado y soleado se tratase. Entró despacio, sintiendo frío y soledad sobre su piel. Tragó con fuerza, apretando los labios, recorriendo con ojos llorosos cada centímetro de ese espacio.

Bucky Barnes  ☰  Steve Rogers  ―  ONE SHOTS  (+18)Where stories live. Discover now