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El cuerpo del hombre ya hacia en la cama tendido, sus párpados se mantenían cubiertos de unas vendas, al igual que su cuerpo. Parecía dormir, más su situación era otra.

¿Cuanto tiempo más estaría quieto?.

No mucho.

La última gota de la droga, cae. Los dedos de sus pies comienzan a reaccionar de poco.

Los tacones hicieron eco por los vacíos pasillos, vestido rojo, cabellos recogido en una coleta alta.

Y en sus brazos un bebé que apenas tenia semanas de ha ver descubierto el rostro de su madre.

Se detuvo en la puerta, convencida de lo que hacia, se dispuso abrir la.

En contrándo al antes bello durmiente, sentado en el filo de la cama.

Su rostro pálido, más de lo usual. Tenía en mente una idea del por qué de su estado.

Prefería pasar por alto ese asunto, cerró la puerta con cuidado.

—¿Quien eres? Y ¿Donde están esos malditos? —pregunta a la defensiva.

El sonido del tacón de Kurenai se volvieron a escuchar, con una tranquilidad infinita, se instaló en la silla más cercana.

—Tranquilo, no he detendré —comento. —Vine para despedirme y cumplir con mi palabra, la guerra está acabando con todos haya fuera —sus ojos no se despegaban del hombre frente a ella tenía que estar preparada para cualquier cosa.

Él se levantó sin problema alguno, camino asta el armario que se encontraba en una esquina de la habitación, sacando su ropa con solo palparlo. Kurenai seguía viéndolo detenidamente asta que este se dispuso ha deshacerse de la molestosa ropa del hospital.

—Oye, al menos avisarme que te cambiaras —demandó sonrojada asta las orejas.

¿Cuanto tiempo había pasado que no veía aun hombre sin camisa?.

No lo recordaba. ¿Quizás diez meses?, después que dejo su viejo equipo ninja y su querido esposo murió.

—No dispongo de mucho tiempo. ¿Que haces con un bebé en un lugar como este? —cuestiono mientras seguía vistiéndose.

—No me siento segura dejándola en casa, sabes a lo que me refiero —decía mientras miraba a su pequeña mientras dormía. —¿Tú le hiciste eso? —interrogó.

—¿Hacerle que?,¿Aquí en?.

—La masacre, el secuestró, la- —él, la interrupio.

—¿En verdad quieres saber lo?.

Silencio.

—Eso creía —comenzó a buscar por de bajo de la cama las sandalias ninja.

Los inesperados graznidos y rechinidos en simultáneo sobresaltó a Kurenai.

—¿Con que no era un sueño?, están aquí —susurró el de coleta baja mientras caminaba asta la puerta, siguiendo el picoteo de alguna ave en la puerta mientras seguía soltando ese chillido agudo.

Dos aves carroñeras saltaron enzima del Uchiha.

La bebé comenzó a llorar.

—Ya...ya, calma te Mirai. Oka-san esta aquí —le habló cariñosamente meciendo la.

El Uchiha calmo al cuervo que era quien emitía aquel sonido agudo, tratando de concentrar su oído para averiguar que es lo que trataba de comunicarle la cosa negra con alas.

—¿Estas hablando en serio? —pregunto mientras apretaba su ropa.

La de ojos rojizos volteo a verlo, curiosa de aquella conversación.

The Cure [тємρσяα∂α ɪɪ]Onde histórias criam vida. Descubra agora