Capítulo 51: Salvación

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Por todos los Fénix antiguos... ¿En verdad estaba hablando mentalmente con un ser desconocido?

Esa extraña voz dentro de mi cabeza no me era conocida ni familiar, así que... ¿quién rayos era?

No es necesario saber quién soy.

«¿Qué?»

Oh, Senix...

No reconocía la voz, pero estaba seguro que ella sí. Y esperaba que fuera la misma, la que Senix, mi Senix, había mencionado que escuchaba dentro de su alocada y singular cabeza. Una especie de Guía lo había llamado.

La luz con forma de persona empezó a acercarse a nosotros a una velocidad escalofriante, sobrevolando el cielo como una distorsionada figura galáctica.

Deduje que a pesar de estar casi al borde de nuestro encuentro, él, o ella seguía presente en mi mente, indagando, descubriendo, tratando de aligerar mi dolor... Estaba adentrándose en los confines más profundos de mi mente y no podía impedirlo, me era imposible, ¿por qué? Quizás este ser que acudió a nosotros mediante Senix era más poderoso de lo que pudiéramos imaginar.

Leo Levitt, te necesito cuerdo justo ahora, promete que no harás una locura como la que estabas pensando.

«Aún sería capaz de hacerlo.» respondí en mi mente, sintiéndome inservible y cruelmente vacío.

Ya te lo dije, no lo permitiré.

«Ella ya no está, ¿no lo entiendes, seas quien seas? ¡No está! No puedo mantenerme cuerdo sabiendo que ya no volveré a verla sonreír, burlarse, hablar cosas imposibles y retarme. No puedo...»

Esto no lo tenía predestinado.

«¿De qué hablas?»

Este no es el final, Leo Levitt, y tú y yo podemos hacer algo para cambiarlo.

«No se puede cambiar algo que ya ocurrió y que sin duda alguna fue inevitable. »

Conmigo sí.

«Estoy abierto a todo tipo de opciones, ¿acaso no lo notas? Pensaba matarme yo mismo atravesándome con la misma lanza que le quitó la vida a Senix si con eso lograba reducir este vacío y este... este ardiente dolor. »

Gritos se escucharon a los alrededores, pero yo no podía pensar o centrar mi atención en otra cosa que no fuera el rostro impasible y frío de Senix y la luz misteriosa que se posaba en el suelo, a unos cuantos metros de nosotros.

Y luego, empezó a cobrar forma.

—¿Qué...?—Intenté formular, tragándome el nudo en mi garganta.

La blanca luz se expandió y redujo de intensidad hasta formar pequeñas bolutas de luz cristalizadas que flotaban alrededor de la persona formada.

¿Quién rayos era...?

Frente a mí, con un largo cabello castaño cayendo a los lados de su pequeña cara y el pecho agitado, había una chica.

No me dio tiempo siquiera para poder examinarla más y saber si había algo más en ella, algo que fuera peligroso o sospechoso de alguna forma. Pero no encontraba nada, sólo neutralidad en su rostro serio. Su aura emanaba ondas de poder tan intensas que superaban las de Erika Dark.

Se acercó con movimientos ágiles y veloces a donde yo sostenía y aferraba a Senix contra mi pecho, elevó la vista al cielo y su rostro se distorsionó en una mueca de ira y frustración.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Where stories live. Discover now