John

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Bostezó por segunda vez esa mañana. Las compras eran lo mas tedioso del día y lo peor para comenzar. Caminaba a su ritmo por los pasillos de comidas, deteniéndose cada que encontraba algo de su lista. Su carro estaba repleto con compras que esperaba duren para todo el mes porque no quería volver allí en un tiempo.

Mientras veía las mermeladas, su teléfono sonó. Atendió dejando cuatro frascos en su carro y avanzó

-¿Hola?- con mucho cuidado dobló en una esquina para hacer fila en la caja, pagaría y por fin se iría a casa. -Si, Arthur. Lo tengo. No, no es de limón

Su carro había quedado atraves del pasillo y quiso retroceder para ceder el paso pero acabó molestando a las personas detras de él

-Mierda. Luego hablamos- Guardó el teléfono y volteó para disculparse con la persona detras suyo. -Lo siento mucho, no quise golpearlo. Estaba intentando despejar el camino

El hombre ante el que estaba era bastante alto y John temía que usara la violencia para resolver el problema, pero mantenía una mirada despreocupada y solo movió sus ojos entre la multitud a su alrededor y regresó a John

-No se preocupe,se como puede ser la gente. Los accidentes pasan por culpa de ella y aun asi le gritan a otros

John se sorprendió por la pacifica manera en que respondió, le presentaba un aire conocido, pero no dijo nada mas porque llegó su turno de pagar. Allí pasó la vergüenza de su vida. El cajero automático no marcaba sus compras, él era un hombre de poca paciencia y acabó por gritarle a la maquina. Salió del mercado echando humo y totalmente cargado de bolsas ya que no tenía auto.

Llegó a la casa exhausto. Dejó las bolsas en el suelo para abrir la puerta, pero alguien se le adelantó. Un hombre parecido a él pero con traje azul y el cabello mas arreglado salió con prisa y se detuvo antes de chocar con él

-Oliver, ¿podrías ayudarme?

-Si,serían alrededor de 70 mil

-¿70.000 por ayudarme?

El hombre se tocó el oido y volteó hacia un lado mirando a la nada, John suspiró por el malentendido tan común que había tenido

-Perfecto. Lo veré esta tarde- Esta vez salió sin ayudar o siquiera saludar a John. Ya se estaba impacientando

Recogió las bolsas para entrar pero otra vez le obstruyeron el camino. Ahora alguien con traje gris y el cabello presentando reflejos plateados a causa de la edad. El hombre se veía ocupado y con cara de pocos amigos, John no dijo nada y le dio la pasada.

Finalmente entró y dejó las compras en la cocina. Pasó junto al muchacho allí presente y se dejó caer en una silla soltando un suspiro. El chico, pelirrojo a diferencia de los demas, aún traía la pijama y una toalla colgando de su cuello, bebía tranquilamente una taza de té y miraba a John expectante

-¿Qué?

-¿No tienes que ir al trabajo?

Pasó las manos por su rostro y tomó impulso para levantarse y prepararse en cinco minutos. El pelirrojo ignoraba las quejas de su hermano inmerso en su propio mundo. Se escuchó el golpe de la puerta al cerrarse y con eso John volvía a estar de vuelta en las calles.

Llegó al hospital cansado, era normal verlo con ojeras en el rostro, ya nadie preguntaba que lo hacía llegar retrasado o lo cansaba tanto. Simplemente lo dejaban ser y eso le gustaba. Se encontró con su jefe en cuanto puso un pie en su oficina. Era un hombre serio que tomaba muy en serio su trabajo, siendo el mejor del hospital no era nada raro que su asistencia fuera perfecta y  que esperara eso de sus subordinados

-Watson..

-Otra vez tarde, lo se. Tomaré a los niños en pediatría- El hombre asintió y se dirigió a la salida pero fue detenido- Strange, ¿usted estuvo haciendo compras esta mañana?

-Por supuesto que no. Ahora ve a trabajar

Era obvio que Stephen Strange no haría compras en un simple mercado de la ciudad, tal vez enviaría a alguien o lo haría en uno mucho mas lujoso. John se quitó esa idea de la cabeza y fue a su lugar designado de trabajo, ese día intentaría no quedarse dormido aunque fuera en vano.

Altos y Bajos (Freebatch Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora