Comida

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Apenas acaba de coger el sueño, se escuchan las llaves de Edward abriendo un cerrojo.

"Ya empezamos otra vez"

Se abre una puerta, pero no se molesta en moverse ni en intentar nada para escapar.

Seguro que dos de los gorilas que alguna vez le fueron fieles ahora esperan fuera para pegarle un tiro si se pasa de la raya.

- Buenas noches, amor mío

Lleva una gran bandeja de plata con todo lo necesario para comer de forma medianamente decente: cubiertos, un vaso de latón, un plato cubierto con una tapa para que no se enfríe el contenido y una jarra de agua.

La deposita en un pequeño aparador.

- ¿Has hecho lo que te dije?

Saca una a una las cosas de la bandeja y las prepara en el aparador

- Si vas a pasar mucho tiempo aquí, es conveniente que memorices los objetos y las cosas de las que dispones para pasar el tiempo, ¿me estás escuchando?

Se vuelve hacia la mujer que no responde.

- ¡Rodio!

Se arrodilla junto a la cama y acaricia la mejilla derecha de su amor, que tiene los ojos llorosos y la cara enrojecida.

- ¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras?

-...

- Mi amor, si no me dices que te ocurre no puedo ayudarte.

- Me he despertado...

Habla gimoteando

- Al abrir los ojos...

La mira con preocupación

- ¡No veía nada!

Empieza a sollozar como una niña pequeña acostada de lado, frente al pintor, que besa la mejilla con gusto salado por las lágrimas y la abraza con cariño

- Todo estaba oscuro, Edward...

- Ya pasó, mi amor...

- Ha sido horrible. Quería morirme

Desciende el rostro hasta la mujer

- Eso nunca. Eres demasiado valiosa como para perderte.

Se le parte el alma al ver que su amada no le corresponde con la mirada.

- Yo... No puedo seguir así. Voy a volverme loca...

Trata de buscar la mirada del hombre, en vano.

A él le gustaría decirle que todo va a terminar pronto, pero ambos saben que no va a ser así.

Sin embargo...

- Todo esto puede terminar cuando tú quieras, amor mío...

Acaricia la enmarañada melena de la mujer. Aún despeinada y con el pelo un poco mojado, conserva ese tono trigal que tanto le gusta.

- Sólo tienes que colaborar conmigo y todo pasará...

Ella continúa llorando. Se ve tan desvalida...

- Vamos a comer

La toma del brazo y tira un poco hacia arriba para que se levante.

La guía hasta el aparador y la sienta en la silla.

- Se que todo esto no está resultando fácil y puede llegar a ser muy doloroso psicológicamente, pero te prometo que mejorará.

Toma el brazo derecho de ella y lo sube hasta colocarlo en el aparador.

LeyendasWhere stories live. Discover now