Reencuentro desconcertante

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- ¡¡UUUUUU!! ¡JAJAJAJAJAJA!

Algo golpea la puerta del camerino del Señor Bowie.

Es él mismo, que se pelea con los guardaespaldas totalmente ebrio.

- ¡No me toqueis! ¡Yo soy la Estrella! Eso, eso ¡LA GRAN ESTRELLA DE ESTE MALDITO PAIS!

- Señor, tenga la amabilidad de ingresar en el camerino

- ¡¿Y tú quien eres para darme órdenes?! Si yo no fuese una estrella, tú estarías en la calle.

Los dos hombres de la mujer misteriosa se cansan de mantener las formas y lanzan al cantante hacia el interior del cubículo.

Una vez dentro, cierran la puerta con llave desde fuera.

Incapaz de mantener el equilibrio, golpea con los nudillos de las manos para que le dejen salir, pero todo es en vano.

Todavía con una copa en una mano y con una botella de champagne en la otra, se deja caer al suelo derrotado.

Empieza a hablar en voz baja.

- Incompetentes

- ¿Todavía tienes el descaro de decir que todo esto es culpa suya?

El corazón del hombre da un vuelco al escuchar la voz que proviene de la oscuridad.

Entonces se da cuenta de que ni siquiera ha encendido las luces de la habitación.

- ¿Qué? ¿Quién anda ahí? ¡Sal de donde estés!

Una lámpara pequeña color crema es encendida sobre la mesita que hay junto a un sofá del mismo color.

La imagen que se muestra ante David, le hace enmudecer.

Sus ojos rutilantes vaticinan una ligera llantina.

- T-t-tu...

- Hola Jareth. O debería decir "David"

Le embriaguez y la sorpresa embargan al archiconocido cantante.

- Su-su-su-Susana...

Recia y digna, la mujer se levanta de su asiento.

- Nadie me llama así. Ahora me conocen por Rodio.

- ¿Rodio? Que nombre más horrible

- En tu opinión

Como antaño el hiciera con ella, ahora Rodio pasea entorno a David, incapaz de mover un músculo.

- Has... Has cambiado mucho...

Si se hubiesen reencontrado en otras circunstancias, ahora le daría un gran abrazo y el beso más apasionado y deseado de toda su vida.

Pero la joven que se encuentra frente a él no es la muchacha que lo enfrentó en su laberinto.

A pesar de tener poco más de veinte años, su vestimenta, el porte, el odio y la soberbia en su mirar...

Demuestran una fría e inquebrantable coraza imposible de franquear...

Sergéi terminó de dar a luz a un monstruo que en el fondo, el ayudó a engendrar.

- Todos cambiamos. Y tú el que más... Esta pocilga a la que llamas camerino no es ni el reflejo del ordenado Rey Goblin que clasidicaba la ropa por color y frecuencia de uso.

- ¿Qué insinúas?

- Que te has vuelto un guarro.

Se acerca a un mueble bar que hay al fondo de la habitación y se sirve una copa.

LeyendasWhere stories live. Discover now