Sorpresas desagradables

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Cientos de reporteros y periodistas esperan a las puertas de la Ópera de París, expectantes ante la llegada de la flor y nata de la ciudad.

Políticos y personalidades del mundo de la música desfilan orgullosos por la alfombra roja que conecta sus limusinas con las puertas de acceso al edificio.

Pero no son ellos quienes se convierten en el centro de las miradas.

Una flamante limusina color negro se detiene frente a la alfombra una vez los invitados de honor han ingresado en el edificio.

Dos hombres bajan del coche y se colocan a ambos lados de la puerta del pasajero.

Esta se abre desde dentro y dos largas piernas medio cubiertas por un sugerente vestido de noche negro, asoman elegantemente por el hueco de la puerta.

Con la ayuda de uno de sus escoltas, Rodio se apea del vehículo y camina por la alfombra bajo la atenta mirada de los presentes.

Las emociones son muy dispares. La gran mayoría sienten temor, respeto hacia la líder de la mafia más peligrosa y represiva de la historia de la ciudad.

Otros sienten admiración ante la hazaña de conseguir doblegar a un pueblo entero.

Los flashes de los centenares de cámaras luchan por conseguir la mejor fotografía de todas. Después de todo, Rodio no es un personaje que se deje ver públicamente con facilidad.

Tras ella un grupo de hombres la escolta y vela por su seguridad en todo momento.

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A puerta cerrada, los invitados se relajan.

Se celebra una pequeña fiesta privada de recepción antes del comienzo del espectáculo.

Los guardias de rodio se reparten de forma estratégica por el lugar, tratando de no importunar a su señora, que permanece acompañada en todo momento por su escolta de confianza.

Un camarero se acerca y ofrece champán a la mujer, que previa comprobación de su hombre de confianza, acepta encantada.

Muchos políticos y personalidades quieren acercarse a charlar con la enigmática mujer que controla todos los bajos fondos de la ciudad.

Pero ella busca a una persona en concreto.

Alguien a quien se le va a caer el pelo si no aparece en diez minutos por la puerta.

Intercepta a una camarera que mantiene en equilibrio varias copas vacías en una bandeja de plata.

- ¿Donde está David Bowie?

- En aquella zona de descanso

- De acuerdo.

Camina con decisión hacia el lugar señalado por la chica.

Pero no se le ve a simple vista.

Manda a su escolta a la barra y marcha ella sola en busca de David.

- ¿Me buscabas?

Rodio se da la vuelta dando un respingo.

La imagen que se encuentra la paraliza unos instantes.

David en compañía de otra mujer.

Ella sonríe cómplice con el cantante y pone sus manos en el cuello de su "amor" dejando claro que él era suyo.

- ¿Te ha comido la lengua el gato o ahora tienes vergüenza de hablar?

Los celos y la sorpresa se transforman en ira en el momento que el le recuerda la frase que días antes ella soltó triunfante cuando lo tenía a su merced.

LeyendasWhere stories live. Discover now