Comienza el juego

9 0 0
                                    

Como ocurriese una vez treinta y tres años atrás, Jennifer y David / Sarah y Jareth, se encuentran frente al Laberinto...

- No sé cómo me he dejado convencer por esto.

Seductor, el hombre habla en el oído de la mujer, que todavía se estremece ante esa voz tan enigmática.

- Porque en el fondo sabes que lo necesitas más que yo

- ¿El qué?

- El Laberinto

- No creo que el laberinto vaya a solucionar mis problemas.

- No sería la primera vez

Se separa de ella y aparece un reloj con trece horas.

- Tienes trece horas para cruzar el laberinto, antes de que sea demasiado tarde para...volver... a casa...

Como hiciera la primera vez, Jareth desaparece de forma dramática junto al reloj.

Nerviosa, Jennifer se vuelve hacia todos lados, formulando una última pregunta.

- ¡Espera! ¡¿qué pasa si no consigo terminar el Laberinto?!

La voz del mago resuena en el aire

- La reina te matará...

- ¡¿Qué?!

- Sería una auténtica pena...

La voz se disipa por completo.

- ¿Jareth? ¡¡DAVID!!

Patea el suelo furiosa

- ¡¡NO PUEDES HACERME ESTO!!

Inútil. Vuelve a estar en el mismo punto que la última vez.

O atraviesa el laberinto en menos de trece horas o pierde.

Mejor dicho, muere.

"¿Quién será la reina que quiere asesinarme?"

Demasiadas preguntas y muy poco tiempo.

Comienza a caminar en dirección a las puertas de entrada.

***********************
Mientras tanto, Rodio observa a Sarah en una de las esferas del Rey Goblin.

- Tan ignorante como siempre.

Unas puertas se abren tras de ella.

El monarca, ataviado con una pequeña coraza negra ceñida al busto, una camisa se seda a juego, unas mallas negras y sus habituales botas, camina hacia la reina con una mal escondida preocupación en el rostro.

Sus sempiternos guantes negros no abandonan nunca sus misteriosas manos.

- ¿No puedes dejarla en PAZ?

Con una sonrisa sibilina, la mujer vuelve la cara hacia la voz.

- Vaya, pero si el malvado Rey Goblin tiene sentimientos...

Enfadado, apunta con un dedo a la reina.

- He hecho lo que me has pedido. Cumple tu parte del trato y no le hagas daño.

Soberbia, mira alternativamente el dedo enguantado del rey y su cara iracunda.

- ¿Quién te ha dicho que vaya a hacerle daño?

- Tengo experiencia de Clarabeth.

Rodio pone los ojos en blanco y le da la espalda, caminando por la habitación.

- ¡Por todos los santos, Jareth!

Se gira de nuevo

- ¡Supéralo! Esa desgraciada iba a por tu dinero

LeyendasWhere stories live. Discover now