Te vas a acordar de mí

17 0 0
                                    

Demasiados recuerdos. Demasiado pasado que se presenta pidiendo atención.

La mente de David ha de hacer un esfuerzo titánico para procesar que aquella vida que tanto se esforzó por enterrar, ha vuelto y amenaza con quedarse.

- ¿No te acuerdas de quien es Cristina?

Rodio no está para perder el tiempo y ese atontamiento repentino en el cantante la pone frenética interiormente.

- ¿Eh?

- Que si sabes quién es Cristina

- ¡Por supuesto que lo sé! ¡¿Por quién me tomas?!

Se revuelve incómodo en el sitio y finalmente la mujer manda liberarlo de sus ataduras.

Los hombres se van y quedan los dos solos.

- Me ha pedido que te encuentre.

Da otra calada al enigmático cigarro y le ofrece uno a David, pero este extrae uno que lleva en el bolsillo del pantalón.

- ¿A mí?

Rodio acerca el mechero al cigarro de David sujeto entre los labios y los dedos corazón e índice del cantante.

- Bueno, me pidió que encontrara a Jareth, el Rey de los Goblins.

Lo mira de forma despectiva

- Pero como no lo he encontrado, tendrá que conformarse contigo

- Ese hombre no existe. Nunca lo hizo. Fue una... enajenación mental.

- Pues sí que nos dio fuerte a todos. Quizá seamos producto de la desbordante imaginación de alguna chiquilla.

El hombre ríe sin gracia.

- Mira, no he venido ha recuperar el tiempo perdido. Ni ha pedirte nada. Si no quieres venir conmigo, ya inventaré algo para que no se moleste.

- Te lo agradezco

- No lo hago por ti. Lo hago por ella.

- ¿Para qué me necesita?

- Dentro de una semana debutará en la Ópera de París. Su mayor ilusión es que vayamos a ver su actuación

Las pupilas del cantante se ensanchan, rebosantes de orgullo y sorpresa.

- ¿En la Ópera de París?

- Si. Cristina es cantante de ópera. Desde que... Desde que nos separamos, vive en París. Nunca ha salido de allí y continúa creyendo que todo lo que ocurrió en el Laberinto fue real.

- La Ópera de París...

- David, ¿me estás escuchando?

- Si, disculpa.

- Pues no lo parece.

- Es que todavía no acabo de creerlo. Esa pitusa que apenas levantaba un palmo del suelo... Ahora es una famosa cantante de ópera

- Todavía no es famosa. Pero si, gracias "a ti", trabajó duro durante su infancia para poder salir adelante y vivir en una compañía de señoritas que formaban a cantantes de ópera

- ¿Gracias a mí?

- Eso es lo que dice ella. Te escuchó varias veces cantar cuando vivía en palacio con nosotros...

- ¿La niña ha querido seguir mis pasos?

Por un momento se siente el hombre más orgulloso del mundo.

- Algo así. Me ha pedido que te encontrara y el viernes quiere que vayas para darle tu opinión.

- Que gran honor.

Ambos se levantan.

- Si, claro.

Apaga el cigarro y entran dos hombres trajeados que le entregan una bandolera de piel llena hasta los topes.

- Bueno, veamos si está todo.

Comprueba el contenido de la bolsa durante unos segundos y todo parece en orden.

- Todo correcto.

Le entrega a la bolsa a David, que la coge con recelo y examina detenidamente lo que hay dentro.

- Ahí están tus cosas. Lo que vas a necesitar hasta que llegue el viernes por la noche.

Saca su cartera y descubre que en su interior hay un poco de dinero, lo justo para sobrevivir en una pensión de mala muerte hasta que llegue el día del debut de Cristina.

- ¿Y qué quieres que haga yo CON ESTO?

Estruja entre sus manos el poco dinero del que dispone.

- Cómetelo.

Sonríe pensando en la genialidad de su propio chiste y prosigue.

- Yo en tu lugar lo guardaba a buen recaudo.

Los dos hombres se acercan al cantante.

- Es lo único que tienes hasta el viernes.

- ¿No vas a venir conmigo?

Rodio ríe irónica

- ¿Yo? Cristina quería que te diera su mensaje y eso he hecho. Hasta el viernes, lo que ocurra contigo es cosa tuya.

- Vas a arrepentirte de todo lo que me estás haciendo.

Cogen a David por las axilas y Rodio comienza de nuevo el rito de preparar una jeringuilla.

- No lo creo. He hecho demasiadas cosas como para que se vuelvan todas contra mí, de repente.

Inyecta la sustancia en el antebrazo del cantante y este empieza a adormilarse.

- Te vas a acordar de mi...

- Eso espero

Finalmente, el hombre cierra los ojos a la par que Rodio extrae la jeringa del brazo del cantante...

LeyendasWhere stories live. Discover now