Limusina negra arrasa un estadio

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- ¡¡REBEL REBEL!!

El estadio estalla en gritos y algarabía

- ¡¡YOUR FACE IS A MESS!!

Los guardias de seguridad forman una muralla humana entorno al escenario.

Eso aviva el ego del cantante que decide darlo todo para crear más expectación y ver hasta donde son capaces de llegar sus admiradores.

- ¡¡REBEL REBEL!!

En las afueras del estadio tres limusinas negras relucientes y lujosas paran frente a la puerta, que permanece cerrada por dentro hasta que acabe el espectáculo.

La canción se escucha como un eco sordo que acaba con el inquietante silencio de un lugar donde momentos antes se han congregado miles de personas.

Cuatro hombres vestidos de negro, con trajes a medida ocultos bajo elegantes abrigos a juego con el resto de la indumentaria, bajan de la primera y la tercera limusina, que parecen servir de escolta para la segunda.

Los hombres se colocan formando una especie de diamante.

El que se encuentra junto a la puerta se asegura de que todo está en orden antes de proceder a abrir la misma.

Esto sirve de señal para que salgan cuatro hombres del vehículo: dos por la puerta abierta y otros dos por la puerta del lado contrario.

Una vez estos se unen a la posición diamante, el hombre que sujeta la puerta hace una señal con la cabeza asegurando que no hay peligro.

- How could they know?

Dos piernas largas y estilizadas rematadas por dos zapatos negros de tacón asoman por la puerta de la limusina.

- Hot tramp, I love you so!

Las puertas de emergencia de las galerías que llevan a los camerinos se abren con estrépito y entran los intrusos arrasando con cualquier persona u objeto que se interponga en su camino.

La canción llega a su momento álgido cuando llegan al acceso al escenario.

A una orden de la protegida que levanta ligeramente la mano en señal de parada, la formación se congela en el sitio.

Despejan discretamente el lugar y la mujer caminacon paso ligero y firme al telón que da para el escenario.

Intentan impedirlo, pero nadie consigue acercarse a menos de diez metros a su alrededor.

Asoma con cautela la cabeza y ve en primera plana al archiconocido David Bowie dando lo mejor de si mismo en un gran escenario.

Tras echar un vistazo, la mujer vuelve con su escolta a la formación.

- Es él.

Nadie asiente, pero todos han captado el mensaje a la perfección.

Continúan por la galería en dirección a los vestuarios y a los camerinos.

En un momento dado el camino se bifurca en dos.

La mujer sale de la formación y se acerca a un empleado de mantenimiento que mira el espectáculo que sus escoltas dan mientras trabajan por cuidar de la seguridad de su protegida.

Con una sonrisa cínica, la mujer se inclina hacia el hombre, que reposa en una silla desvencijada junto a un cuartucho que parece el armario de las escobas.

Los guardias dejan espacio a los interlocutores y les dan la espalda para que tengan intimidad.

- ¿Dónde está el camerino del Señor Bowie?

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