Leyendas

Interrogatorio para ella

Jareth queda inconsciente en la sala de interrogatorio. Frizz lo traslada a una celda con magia y lo libera de la silla.

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El Maserati se detiene de pronto. Sergei frena bruscamente y Rodio se golpea la frente con la puerta que hay junto a su asiento.

Abre los ojos y casi cae hacia atrás cuando la puerta de su lado de pasajero se abre bruscamente.

Todavía está algo drogada y no puede andar muy bien.

Entre los dos hermanos sacan a Rodio y la llevan casi en volandas hacia su interrogatorio.

Llegan a una sala completamente a oscuras. En un primer momento la única luz que tiene la estancia proviene del exterior, cuando se abre la puerta.

Sueltan a Rodio y dejan que esta caiga al suelo.

Sergéi le tira unas esposas.

- Póntelas y siéntate en esa silla

Rodio lo hace. Ya es consciente de todo lo que sucede alrededor.

Edward enciende una mortecina bombilla tan vieja que parece que vaya a estallar en cualquier momento.

Casi se puede escuchar con claridad el sonido de los pequeños choques eléctricos de la membrana del cable de la bombilla.

Cierran la puerta con llave.

Edward queda junto a la puerta y Sergéi comienza con el interrogatorio.

- Bueno, bueno, Rodio... ¿Has descansado bien?

El sonido hueco de sus botas golpeando contra el suelo al caminar hacen el lugar mucho más perturbador de lo que realmente es.

- El coche no es el mejor lugar para dormir.

- En eso coincido contigo. Yo siempre digo que las cama es el único lugar aceptable para dormir

Se inclina hacia su rostro para hablar. Rodio se mantiene tranquila, con pose desafiante.

- Yo puedo conseguirte una cama muy mullida, Rodio. Sólo tienes que colaborar conmigo.

- No me digas

Tratando de mantener la calma ante la mujer que más odia en el mundo, comienza a caminar en círculos alrededor de ella.

- Si decides contestar a mis preguntas, te garantizo que no te faltará de nada.

- ¿Él está incluido en el pack?

Sergéi mira hacia Edward, que toma la palabra bastante contrariado.

- Mira Susana

- Rodio

- Como sea. No intentes hacerte la valiente con nosotros porque no te va a servir de nada.

- ¿Y qué pretendes que haga? ¿Quieres que llore para que te sientas más poderoso?

Una bofetada tan sonora como dolorosa cruza la cara de Rodio.

- Si yo te digo que llores, llorarás. Esto no es un juego en el que yo soy el malo y tú la pobrecita inválida.

Se acerca peligrosamente a ella y la observa

- Esto se basa en que quien lleva las perder se somete al ganador y, en este caso,

Golpea levemente la mejilla derecha de la reina con el dedo índice.

- he de decirte que no llevas precisamente las de ganar.

Sonríe cínico. Ella lo observa con asco.