22. El abandonado.

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Jimin no sabía como le había hecho para poder conciliar el sueño. En ese momento caminaba hacia la cocina para empezar a trabajar, su marca estaba envuelta en una tela, aún le dolía un poco, no podía estar expuesta a la suciedad como la ceniza y el polvo.

Aún no amanecía, el alfa todavía estaba durmiendo, había estado envuelto en sus brazos y le había costado zafarse de su agarre.

Comenzó a meter las maderas grandes para que no se consumieran rápido, esa mañana tenía que limpiar los ventanales del comedor, se había ofrecido a hacerlo pues era delgado y ágil. Cuando terminó de meter la madera, fue a buscar al establo una escalera. La movió con dificultad y la jaló hacia la entrada de la cocina.

Un olor a mango delicioso llegó a su nariz, su omega reaccionó a su proximidad, no volteó, solo siguió su camino.

- ¿Qué es lo que estás haciendo exactamente?

Jimin brincó al escuchar su voz sorpresivamente atractiva e intimidante, no había querido pensar en todo lo que había pasado el día anterior. Había quedado demasiado expuesto ante él y eso le daba miedo.

- Oh, Jungkook.

- ¿Dónde llevas eso? ¿No hay sirvientes para que lo hagan?

Jimin se dio la vuelta y siguió jalando la escalera con dificultad. No quería pelear con él, no tenía ningún argumento para aquello más que su propia audacia, pues el sabía que al ser su pareja dejaría de ser parte de la servidumbre, pero el quería terminar sus pendientes.

Percibía su enojo, así que se detuvo.

No quería ser una molestia para él, en la noche antes de dormir cuando este abrazaba su cintura y besaba su cuello suavemente había decidido afrontar su nueva realidad de estar marcado por él, no era tan malo al fin y al cabo, así que solo intentaría no ser una molestia para él como lo había sido en el pasado.

Aún así debía de reconocer que ahora él era distinto, más amable. Definitivamente no lo quería incomodar y no debía ilusionarse por que no creía en el cariño genuino del alfa.

De su aroma nada podía hacer.

- No te enojes, solo haré algo que dejé pendiente ayer.

- ¿Por venir a trabajar me has dejado abandonado en la cama?

- ¿Abandonado?

Jimin alzó una ceja y vio como el alfa alzaba la escalera de un extremo. Jimin agarró el otro y entre los dos empezaron a caminar.

- Creí que te habías ido para siempre ... ¿Te avergüenza mi marca? ¿Por qué la cubres?

Jimin se detuvo y lo volteó a ver incrédulo, tratando de no reírse al escuchar eso.

- ¿Qué clase de persona crees que soy?

Él lo miraba culpable. Y luego bajó la mirada avergonzado.

- Supongo que no te conozco mucho.

- Si, eso parece - tampoco es que se perdiera de mucho, Jimin era un tanto básico, pero no era malo, de eso si estaba seguro - me estoy cubriendo porque aún está fresca la herida y no quiero que le caiga polvo.

Jimin siguió caminando ignorando su cara de sorpresa. Él traía puesto solo un pantalón de manta y una polera gruesa, su cabello estaba desordenado. Había comprobado ya su suavidad y también la dulzura de sus labios.

Su lobo reaccionó ante el recuerdo de sus besos y este arañaba porque se acercase al alfa de nuevo en busca de su contacto.

- Parece como si no hubieras pasado toda la noche abrazado a él - Regañó mentalmente a su omega

Cuando el amor espera.Where stories live. Discover now