9. Un regalo

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- No llores papi.

- Ohh Sunoh ... no no estoy llorando... solo se me metió una basurita al ojo.

Jimin limpió sus ojos mientras caminaba con Sunoh hacía el castillo, ya había jugado en el jardín y ahora lo llevaría con Jungkook, así pasaban sus días, temprano trabajaba en la cocina, al medio día iba por Sunoh al termino de su clase, comían con la parejita estelar y después ya salían a jugar, justo cuando el sol empezaba a ponerse se lo dejaba a Jungkook, de allí se iba a su cabaña a llorar toda la noche hasta quedar dormido.

Pero ese día era distinto, ese día era su aniversario de bodas, había sido especial para él años atrás, pero ahora ya no, por que ahora también tendría un aniversario de divorcio, era un día triste, vacío.

- Papi por que tienes que viajar.

- oh Sunoh por que así es el destino, pequeño, yo tengo que ir a hacer unas cosas muy importantes, pero tu debes quedarte aquí con tu papi Rey.

- Pero yo no quiero que te vayas.

- Lo sé pequeño, pero prometo que vendré después ¿si?

- Lo prometes en verdad.

- Mira aún no me voy a ir a si que no pensemos en eso... cuando lo haga te avisaré y haremos una fiesta de despedida sale.

- ¿Una fiesta?

- Si.

- Suena bien

Jimin ya no soportaba aquella tortura, su lobo estaba muy dolido, llorar ya no le servía de nada, solo queria irse, para ya no tener que ver a su alfa enamorado de una omega tan perfecta.

Y es que él estaba de acuerdo que ellos vivieran felices, su lobo omega no, pero él si. Cada día veía como esa omega brillaba bajo el toque de su alfa, su aroma cambiaba se hacía más dulce, ella tenía la perfecta reacción genuina cuando alguien te coquetea.

Y es que ella era hermosa, su rostro, su voz, además era inteligente y amaba a Sunoh.

Jungkook la acariciaba como él nunca pudo experimentar. El alfa nunca le había tomado la mano más que para asegurar que no se moviera durante su celo.

Él le sonreía mientras le decía cosas graciosas. A el nunca le sonreía aunque le contara mil chistes.

Él la escuchaba atentamente y la miraba. A el siempre lo ignoraba y cuando buscaba su mirada él la desviaba y solo lo empujaba fuertemente haciendo que el cayera.

Él le acariciaba rubio cabello de la omega. Él simplemente quería esconder el suyo que era de un color café demasiado feo para ser acariciado.

Cuando vio por primera vez al alfa acariciaba su rostro cerro los ojos y se imaginó que se sentiría ser tocado de aquella manera.

El alfa la había besado, y tuvo que admitir que la omega lo merecía, ella era la pareja de su alfa. Ese día dejó de compararse, ese día dejo de sentir coraje hacia ella, ese día se dio cuenta que él era el que estorbaba en sus vidas.

- ¡Papi Rey!

Jimin no alzo la mirada solo se agachó hacía Sunoh y lo beso en su mejilla.

- Te veo mañana.

- Si, recuerda la fiesta papi, debemos hacer la fiesta.

- Si la fiesta.

Lo abrazó, no quería irse en verdad de su lado, pero ahora el tenia una rutina y un hogar estaría tranquilo.

- ¿Una fiesta? - Escucho la voz del alfa, soltó a Sunoh y dio la vuelta. Solo escucho como Sunoh le platicaba todo lo que habían hablado.

Caminó hacia su cabaña, no sabía que esperaba para poder irse, no lo sabía, suponía que el valor para dejar a atrás a su hijo. Él era lo que lo único que tenía.

Cuando el amor espera.Where stories live. Discover now