24

3K 311 108
                                    

Joaquín

Una luz suave y tenue me espera al abrir los ojos. Me estiro, bostezo, miro cada rincón de mi... ¡Esta no es mi habitación!

He estado aquí antes, es el cuarto de Emilio. Me libero de las frazadas y me siento en la cama. ¿Qué pasó anoche? Tengo recuerdos muy pobres de ayer, después de haber escuchado canciones de despecho, encontré una botella de vodka en la cocina; no tomé ni un vaso, tomé todo el contenido de la botella.

La puerta se abre lentamente. Emilio acaba de entrar en puntas de pie y parece no verme. Su torso está completamente desnudo y de la cintura para abajo solo lo envuelve una toalla de Hello Kitty.

Parece pensar que sigo dormido, porque hasta para abrir los cajones y sacar su ropa tiene mucha cautela.

—Buen día, Emilio —saludo.

—¡Ay cabrón! —En un descuido, su toalla casi se cae, pero de forma rápida se la sostiene—. Lo siento. Buenos días para tí también.

—Oye, ¿te cuento algo curioso?

—Sí, dime.

—Fíjate que el día de ayer estaba en mi casa, ¡y que loco! Parece que cuando descansaba en mi sofá me caí y desperté en tu cama —comento.

—Que loco, ¿no? Porque a mí también me pasó algo muy extraño —ríe exageradamente—. Resulta que ví a una persona pasada de copas entrar a un bar junto a sus amigas, y de un momento a otro tuve que hacerle de niñero.

—Vaya, cosas locas —destaco.

—Todos unos loquillos esos muchachos —menciona.

Río sarcásticamente y vuelvo a ponerme serio.

—Bueno, ya. ¿Qué hago en tu casa, y contigo?

—Te explico, querido amigo; resulta que estaba con unos amigos y llegaron Renata, Pao y tú. Entraste gritando, para ser exactos, gritaste: "¡Imaginemos cosas chingonas!" —imita—. Luego te acompañé al baño, vomitaste, te caíste de lo borracho que estabas, y me diste pena así que te quise llevar a descansar.

—Muchas gracias, pero no necesito tus lástimas. —Cubro mi rostro de la vergüenza—.  ¿Algo más?

—No querías ir a tu casa, así que hiciste que le mandara un audio a tu mamá fingiendo que yo era Pao, diciendo que estabas en su casa —agrega—. Ah, y me pediste que te ayudara a cambiarte.

—Mierda.

—¡Oh! Y no podría olvidar cuando me tocaste las nalgas y dijiste que pensabas que era mi espalda. Muy ofensivo de su parte, Bondoni.

Me levanto de mi lugar y me paro frente a él.

—De verdad lo siento, gracias por todo, Emilio.

—Pues, no hubiera imaginado jamás cuidar a mi ex, ni mucho menos cuidarlo borracho. Pero la verdad, es que me alegró verte —confiesa.

—Eh, supongo que debo irme —digo—. ¿Mi ropa?

—Tu pantalón, tus zapatos, y tu chamarra están en la punta de la cama. Hoy en la mañana me percaté de que te vomitaste la camiseta, así que te la puse en la lavadora, mañana te la llevo al set.

—De verdad, gracias, gracias —repito—. Ahora, ¿puedes salir para que me cambie?

—Mm, no hay nada que no haya visto antes —murmura.

—¡Emilio, carajo!

—Ya, ya, era chiste —aclara—. Pero es como verte en traje de baño, solo que mejor.

Dice lo último y sale apresurado de la habitación. No puedo creer que aún después de haber terminado haga como si no pasó nada. Es un pendejo.

Termino de cambiarme y me dejo la camiseta que el me dió puesta.

Toca la puerta y dejo que entre.

—Vaya, ¿hay algo que no te quede bien? —susurra.

—¿Qué intentas, Emiliano? ¿No estás entendiendo la situación, Emiliano? —preguntó, acercandome a él.

—¿Qué es lo que debería entender, mi querido Quino? —Agacha ligeramente su cabeza para mirarme.

—Te refresco la memoria, ¿va? Ya no salimos, no debes decirme cosas así, como si las cosas siguieran igual.

Se queda callado por un momento. Empieza a dar pasos hacia adelante y yo retrocedo. Estoy en una esquina, con él a centimetros de mí, con sus ojos entrecerrados.

—Mi mamá me dijo que si amo a alguien tengo que tener huevos para demostrarlo; al cruzar la puerta y dejar pasar los días, lo que siento no ha cambiado —expresa—. No sé que hacemos separados, no sé que hacemos intentando ignorar que nos amamos. A la verga todo lo que la gente opine, yo te necesito a tí para ser más feliz.

No digo nada durante un minuto, no nos movemos de nuestro lugar. Yo tampoco sé qué hago intentando engañarme a mí mismo.

—Emilio, no tengo ni idea de dónde estoy parado —suspiro—. Tengo miedo.

—Tú solo haz lo que te haga feliz. Pasen como pasen las cosas, siempre va a ser lo perfecto.

—No sé que hacer.

—Siente. —Coloca sus manos en la pared acorralandome por completo.

Una lluvia de emociones revolotean en todo mi ser. Montones de sentimientos se cruzan. Empujo su cara hacia a mí y lo miro detalladamente de cerca, respira aceleradamente; rozo nuestras narices y en un impulso lo beso. Remojo sus labios presionándolos con los míos de manera suave. No puedo separarlo de mí, subo la intensidad y comienzo a besarlo apresuradamente. Casi caigo y siento su sonrisa sobre mi boca antes de hacer que enriede mis piernas en su cintura para tener estabilidad. Entierro mis manos en su cabello empujando su cabeza lo más cerca posible de la mía. Se separa de mí para tomar aire y en un par de segundos continúa el beso. Muerde mi labio y suelto un leve suspiro al sentir su lengua dentro de mi boca, explora cada rincón como si fuera la última vez que fuera a verme. Bajo mi mano a la nuca sudada de Emilio y no es hasta que comienza a faltarme el aire que lo suelto.

—Quién pensaría que sintíeras tanto —ríe como puede.

—¿Te sorprendí? —sonrío.

—Me causaste muchas cosas —declara—. Debo bañarme otra vez, por tu culpa estoy todo sudado.

—Ya, el agua no te va a quemar, cholo.

—Andamos de comediantes hoy, eh.

—Acabo de darme cuenta de que no me lavé los dientes —exagero.

—Como si me importara, ¡ja! Igual salí ganando.

Beso fugazmente su nariz y lo abrazo.

—¿Me abres la puerta? Ya debo volver a casa —informo.

—A sus órdenes, majestad. —Me sube en su espalda, y aún con la toalla de la gata fea esa, me carga hasta llegar a la puerta.


¡Holaa! ¿Cómo andan? ¿Se esperaban tal reconciliación? ¿Les gustó el capítulo?
Espero y si les guste y no me quieran sacar los ojos como en los dos capítulos anteriores. :D
Es muuy difícil escribir algo que nunca he hecho JAJAJA. :)
Muchas gracias por su apoyo, ¡chauu!

Joaquín. [Emiliaco]Where stories live. Discover now