11

11.9K 866 213
                                    

Narra Emilio.

-Joaquín -lo llamo desde unos árboles algo alejados de las bancas del parque, todas están ocupadas.

-Voy -se acerca.

Me siento abajo de uno de los tantos troncos y palmeó un lugar junto a mí para indicarle a Joaco que se siente.

Paso uno de mis brazos por sus hombros, él recarga su cabeza en mi pecho en totál silencio. Pero prefiero romperlo al mirar detenidamente su rostro.

-¿Te han dicho que eres hermoso en todos los ángulos existentes?

-¿Te han dicho que me sonrojas? -suelta una risita.

-Tus mejillas de ese color se ven bonitas.

-Me gusta que me digas esas cosas. Me vale verga que sea cursi.

-Diablos señorito, ¿de dónde sacó esa palabra tan vulgar? -exagero.

-Me las pegaste tú, así que la pregunta sería: ¿de dónde sacaste tú todos esos insultos?

-Pues, son muchos insultos con diferentes historias. Creo que lo mejor será que te las cuente en otra ocasión, cuando tengamos más tiempo.

-Entonces, ¿para qué cosa tenemos tiempo?

-Tenemos tiempo para ti.

Lo veo pensativo. Luego se separa de mí.

-¿Qué pasó? -pregunto-. ¿Ya quieres irte?

-No, no quiero irme. Es que...

-¿Es que...?

Está algo nervioso, últimamente no hay un día que no lo esté. Lo miro fijo y eso parece molestarle.

-¡No es tan fácil de explicar! -dice frustrado, pero al darse cuenta de que me gritó se disculpa-. Perdón, perdón, no quería gritarte.

-No te preocupes. ¿Quieres hablar?

-Bueno, sí. Quiero decirte como me siento.

-No es necesario, ahora mismo estás sentado. Aparte, todos nos sentamos con el culo, y las piernas flexionadas, ¿verdad?

-¡Iralo, pendejo! -ríe-. De verdad quiero expresarte mis sentimientos.

-A ver, te escucho, Joaquinsito.

-Ah, aquí vamos. Eres un remolino en mi cabeza, haces que me arriesgue y no piense en mis acciones ni en lo que digo cuando estoy contigo. Siempre eres tan protector y buscas incluirme en todo. Siento que puedo desmayarme cuando te veo, con tus rizos que peinas hacia atrás con gel; aunque la mayor parte del tiempo ni te preocupas si estás despeinado. Eres tan comprensivo con la gente, conmigo. Tienes esa maldita cara de estúpido que me vuelve loco. No eres perfecto, pero jamás me importó buscar a alguien perfecto para mi. Yo te quiero, Emilio.

-Te quiero mucho más de lo que te imaginas. Te quiero porque jamás te rindes, y a pesar de caerte, te levantas. Te quiero porque eres apasionado con tu trabajo y amas a las personas que te rodean. Te quiero, muchísimo.

-Pero... Tengo miedo.

-¿A qué o a quién le tienes miedo, Joaquín?

-A ti.

Me acerco más y pego su frente a la mía, tomo sus manos suaves envolviendolas con mis manos raspadas.

-Y eso, ¿por qué?

-Porque temo que te alejes, que me lastimes. Temo que te aburras de mí. Temo del que dirán. No soy fuerte, como tú lo dices; soy débil, un solo pisotón puede hacer que me caiga y ya no quiera levantarme más.

-Quiero demostrarte que no es así. Yo puedo ayudarte.

-¿Y si luego te vas? -apenas se escucha su voz.

-Ey, nunca me voy a ir.

Observo con detenimiento sus ojos tristes. Su mirada topa con el suelo, pero la levanta hacia mí.

-Quiero besarte -susurra.

-Te voy a besar.

Al fín, tomo sus labios y me siento en el cielo. Besarlo es maravilloso, besarnos es maravilloso. Podría hacerlo hasta el final de mis días, con tal de no dejar de probar su boca sabor a fresa.

Nos separamos con detenimiento, pero me sorprende al volverme a besar. Lo hace más lento, y oh... Mierda, me voy a morir.

Quiero seguir disfrutando el momento pero me falta el aire.

-No iba a aguantarme hasta los ensayos -dice.

-Casi me matas en pleno beso -carcajeo-. Ven aquí.

Me hace caso y lo abrazo por minutos. Amo abrazarlo.

-Oye, no quiero irme, pero mi patrona se va a enojar. Mailo, ¿puedes acompañarme a tomar un taxi?

-¿Me estás preguntando algo obvio, en verdad? ¿Qué sigue? ¿Robar autos, nadar con vagabundos? Que horrible, me voy a bañar.

-Creo que los vagabundos no nadan, exagerado -ríe.

Tomo su mano y comenzamos a caminar hasta llegar a una esquina.

Pasa un taxi y antes de que mi cita abra la puerta, le beso la mejilla.

-Vete, antes de que me arrepienta de separarme de ti -sonrío.

Probablemente este capítulo tenga muchas fallas que voy a solucionar despúes.

Joaquín. [Emiliaco]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora