Narra Emilio.
Camino junto a Joaquín, él se ve nervioso. Y eso me asusta un poco.
-Ey, bonito, ¿qué pasa? -digo cuando llegamos a una cafetería algo vieja.
-Estoy un poco nervioso.
-¿De que nos vean? ¿O por nuestra cita?
Él no contesta hasta que nos sentamos, uno delante del otro.
-Por nuestra cita.
-Tranquilo, estamos bien. Todo está bien mientras te tenga aquí conmigo.
-También me gusta pasar tiempo contigo, y mucho.
-Tú me gustas mucho.
Logro calmarlo y hacerlo sonreír, toma mis manos por arriba de la mesa, su tacto hace que me olvide de todo, menos de él.
Me mira y yo no puedo creer que sus ojos sean tan perfectos, tienen ese color café que siempre hacen que me quede embobado por varios segundos, minutos y horas.
-Emilio, Emilio, Emilio -me llama Joaquín, pero no puedo evitar que verlo haga que las palabras no salgan de mi boca.
No me doy cuenta de que se sentó a mi lado preocupado, hasta que se acerca a mi oído y... Me grita.
-¡Emilio! ¿Hola?
-Perdón, se me fué la onda.
-Sí, sí, me dí cuenta. Te decía, ¿qué vas a querer?
-Quiero unos buenos becerros tuyos, la neta. ¿Me los das?
-¡Ey! El mesero viene enseguida, decide que vas a pedir, y hablo en serio, Osorio -intenta cubrir su sonrojo con amenazas.
-No me digas Osorio sin decir mi nombre antes, siento que estás hablando con mi papá. Y supongo, qué tú quieres salir conmigo, no con mi papá -me acerco quedando a escasos centimetros de su cara, aguantando las ganas de reír.
-¿Cómo estás seguro de que quiero salir contigo?
-¿Es broma? La otra vez nos mirabamos en el camerino, apunto de darnos un atascón. ¿Piensas que puedes hacerte el tonto despúes de eso?
-Bueno, si quiero salir en más citas contigo. Pero no te hagas el coqueto aquí porque nos van a ver.
-¿No quieres que nos vean?
-Mailo, no me molesta, el problema es que no somos nada...
-Todavía -lo interrumpo.
-Todavía -asiente con una sonrisa-. No quiero que ningún chismoso se entere, al menos no ahora. Sabes que la gente es mala, no quiero que te difamen y támpoco quiero que me difamen a mí, con cosas raras y extrañas que no son.
-Entiendo.
Le sonrío por un largo rato, mientras no hacemos nada más que mirarnos a los ojos como estúpidos. El mesero llega y salimos de nuestro trance.
-Hola, buenas tardes, ¿qué desean ordenar? -no está viendonos, simplemente mira su libreta.
-Buenas tardes, yo nada más quiero un café, ¿y tú, Joaco?
-También, un café.
El señor queda enmudecido, levanta la mirada, y al parecer confirma sus sospechas.
-¡No manches! ¡Son Emilio Osorio y Joaquín Bondoni! -se tapa la boca sorprendido y empieza a mover sus pies dando pequeños saltos-. Antes de tomar su ordén, ¿puedo sacarme una foto con ustedes? Los admiro mucho, ¿qué digo mucho? Muchísimo.
-Por supuesto -le sonreímos, saca su télefono y despúes de intentar prenderlo, nos mira apenado.
-No tengo pila, Dios, lo siento, que pena.
-¡No te desanimes! Ven, nos sacamos una desde el mío -dice Joaco, es un ángel.
Nos tomamos una foto y mi cita la sube a su historia, para que luego el pueda sacar una captura de pantalla al ingresar a su instagram.
Nos toma mejor la ordén que había dejado a medias, y nos dice un montón de cosas geniales acerca de nuestro trabajo; esas cosas hacen que una felicidad enorme se apodere de mi. Luego se retira y sigue en lo suyo.
Mi acompañante vuelve a sacar un momento su celular, yo saco el mío, le tomo una foto y la subo a mis historias.
"Mi amor plátonico, irónico, ilógico".
-Ey, no me saques fotos distraido -carcajea luego de ver la foto.
-No me pude resistir, te ves tan hermoso.
-¿Coqueteandome? -alza una ceja.
-Si tú no lo haces, lo hago yo.
-Lo siento, bonito, me intimidan tus ojos. Las palabras coherentes tardarían en salir si estoy en ese estado coqueteando contigo.
-¿Hasta cuándo me vas a hacer aguantar para besarte? -me muerdo el labio y niego divertido.
El café llega y seguimos hablando, este niño nunca me aburre. Tiene un sin fín de cosas interesantes para contar.
Despúes de varios segundos, nos levantamos y él está dispuesto a irse.
-Adiós, fué genial estar contigo, eres un solecito. Gracias por ser tan lindo, de verdad.
-Alto ahí, loca. No me agradezcas nada ahora. Es temprano para te vayas, así que quiero aprovechar llevarte al parque. Te necesito por más horas -hago un puchero y el sonríe.
-Sólamente porque eres tú, Mailo -repite la frase que dijo horas antes.
•
Mis niños cada vez me traen más orgullosa. Todo lo que hacen es maravilloso, los amo. Ah, y para mí, los reporteros esos son una cagada, alguien tiene que enseñarles a no comportarse tan rídiculamente frente a la gente y no faltarles el respeto de esa manera "indirecta".
Siento que me quedó raro este capítulo, pero bue, es lo que hay, sorry. 💛
![](https://img.wattpad.com/cover/177704510-288-k290407.jpg)