9. Un nuevo Rey Oscuro

2.9K 99 26
                                    

El siguiente capi... en su día me costó mucho escribirlo. Contiene muchas notas finales donde explico de dónde saqué los textos y la traducción de las frases que están en enoquiano. En realidad me habría gustado ser completamente original  y no utilizar fragmentos que no son míos, pero no me consideraba capaz de hacer algo tan guay :$ 

Disfrutad del capi aunque aviso que es algo.. gore xD (Odio no poder centrar el texto, espero que al menos las cursivas sí salgan, perdonad el formato, es culpa de WP)

*******

14

Con la túnica negra y la capucha echada resultaba bastante fácil pasar desapercibida. Allí todos iban igual vestidos, salvo los príncipes del Infierno, que iban haciendo gala de la avariciosa y lujosa vida que llevaban.

Ireth intentaba abrirse paso entre aquella conglomeración de demonios. Su parte angelical se resentía ante toda aquella materia oscura. Estaba acostumbrada al rencor que acumulaban en las almas los diablos de Enoc, mas nunca había estado en Infernalia y esa parte de su cuerpo se le congelaba. La oscuridad era muy fría y el extraño humo negro que flotaba en aquella atmósfera se le clavaba en los pulmones, contaminando su sangre con una extraña droga.

Algunos demonios parecían percibir que cerca había un ángel y se mostraban bastante inquietos, por lo que decidió que lo mejor sería escabullirse de la muchedumbre. Llegó hasta una estancia donde las luces que iluminaban débilmente la penumbra eran de un tono ámbar. El ruido de cadenas agitándose desesperadamente ahogaba el eco de sus pasos. Provenía de las jaulas que se guardaban en aquel lugar. En su interior estaban las pobres doncellas vírgenes que iban a ser ofrecidas como sacrificios al nuevo Señor Oscuro. Por un lado, algo de pena sí que daban, pensó Ireth, ya que a ninguna mujer le gustaba que le arrancasen de esa forma su inocencia, pero por otro lado sentía envidia de ellas, envidia de que iban a poder probar algo que ella siempre había deseado y que le había sido negado.

"Que haga lo que le salga de sus condenados testiculos."

Las observó más detenidamente. Las había de todas las razas: de piel tenue y cabellos rubios o anaranjados; de piel tostada y rasgos exóticos; de ojos orientales y cabello oscuro como una noche sin estrellas... cada una poseía su propia belleza que las hacía hermosas y únicas a su manera. También eran todas muy jóvenes. Al verlas golpear los barrotes, se sintió mal por pensar así cuando ellas estaban realmente desesperadas. Tenían que estarlo, puesto que lo único que conseguían era que las cadenas se les clavasen más en su tierna piel.

Unos latigazos resonaron al fondo. Provendrían del encargado de vigilarlas puesto que tenían que asegurarse de que llegasen vírgenes y en perfectas condiciones a su señor. Ireth decidió que lo mejor era irse de ahí. Tenía que conseguir acercarse lo máximo posible a Caín. Tenía que verlo con sus propios ojos.

Todas las criaturas infernales se encontraban allí reunidas, esperando ansiosos a que el espectáculo comenzara. A los diablos de la Tierra no se les había permitido asistir. En lugar de eso, se estaba retransmitiendo en directo y ellos habían montado su propia fiesta satánica. Todos lucían cruces invertidas, en símbolo de burla hacia la Inquisición, ya que esta organización empleaba la crucifixión como pena de muerte, al igual que el fuego. Sin embargo, a los demonios no les gustaba demasiado este símbolo, preferían los suyos propios como el pentagrama invertido.

Caín aguardaba en silencio a la hora destinada. Yacía completamente desnudo luciendo sus tatuajes y la mancha de sangre en su rostro. Como él sí que era un diablo, había decidido grabase la cruz invertida en el pecho. Todo lo que iba a acontecer a continuación, ya lo tenía más que preparado. Iba a ser divertido. Sonrió maliciosamente mientras se relamía absorto en sus propios pensamientos.

Dolce InfernoWhere stories live. Discover now