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Sostuve mi cuerpo con las palmas de mis manos mientras tocaba la pared, parpadee varias veces y cuando había podido ubicar la puerta traté de avanzar entre el bullicio de gente en el lugar. Francamente creí que sería peor.

La gélida brisa de la noche golpeó todo mi cuerpo y camine hasta la acera donde caí rendido. Todo el cuerpo me punzo en ese momento. Cerré los ojos mientras me deje caer de espaldas. Escuché unos pasos cerca de mi pero eso no dejo que abriera los ojos, un pequeño suspiro y luego una mano en mi hombro me hicieron quejarme. El calor que transmitía era bastante cómodo.

-¿Taehyung? ¿Qué tan mal estás?— me rodé hasta la pierna del dueño de aquella voz rasposa y me abrace a ella, escuché como Jungkook suspiro de nuevo, lo siguiente que hizo fue tomarme de los hombros y colocarme en su regazo. No podía pronunciar absolutamente nada, era como si el alcohol hubiera cerrado mi garganta. Abrí los ojos y lo primero que vi fue los negeuzcos ojos del chico debajo de mí.

Siempre me considere alguien reservado respecto a los chicos que me atraen, eso desde que tengo memoria, pero, considerando mi estado en ese momento, algo parecía inhibir todo pudor en mi cuerpo.

Me senté bien en sus piernas bajo su atenta mirada. Ver sus ojos era como tratar de ver en un bosque en medio de la nada y sumido completamente en la oscuridad gracias al follaje de los altísimos árboles. Había algo en sus ojos que te hacían sumir en completa tranquilidad. Emanaba un dulzón olor combinado con cigarro y alcohol. Su cabello estaba totalmente desordenado, la tenue luz de la calle me hizo ver que su cabello no era negro, había cierto color rojizo.

-¿Pasa algo?— paso su lengua por el labio inferior, movimiento que seguí atentamente, negué.

Me sostuve de sus hombros para intentar ponerme de pie pero en cuanto sentí sus manos sobre mi cintura me detuve.

-¿Estás seguro de que no pasa nada?— su voz se había vuelto baja, y, aunque una enorme fiesta estuviese detrás de nosotros, fue como si la hubiésemos dejado de oír. Asenti mientras sentía un cosquilleo en la zona baja de mi abdomen. El agarre en mi cintura se afianzó.

Cuando hice amago de ponerme de pie de nuevo, sus manos se posicionaron en mi cadera, acercándome a él y volviendo a sentarme, jadee sorprendido por la acción. Lo último que recuerdo de esa noche es que el maldito besa extremadamente bien.

Next Door ¦ jjk + kthWhere stories live. Discover now