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Siendo breve, tuve que esperar fuera de la oficina que Bonnie tenía en el palacio. Había golpeado a Braco en cuanto entró y eso al parecer no había sido lo correcto, pero. ¿Quién inventa esas tontas reglas?

Marceline, acabo de avisar que dejen a Braco entrar. Por favor, no hagas nada fuera de control. ¿Sí? —me decía Bonnie casi suplicándome. Yo asentí con la cabeza, mientras colocaba los ojos en blanco.

Pero no fue así, en cuanto lo vi entrar caminé hacia él y le di un fuerte golpe, dos Banana Guardias tuvieron que detenerme y aquí estoy, esperando a que Braco y Bonnie terminaran su tonta charla. Iba casi una hora, y aunque colocara mi oreja detrás de la puerta, no podía escuchar nada. Al parecer mis súplicas habían sido escuchadas, puesto que la puerta se había abierto. El primero en salir fue él, quería reírme un poco al ver su mejilla un poco enrojecida, casi morada por el golpe que le había dado.

—Idiota. —le susurré. Él me fulminó con la mirada y se acercó a mí.

—No creas que ganaste. —sin decir más, se alejó. Luego de él, salió Bonnie. Le sonreí al verla, pero ella no lo hizo de vuelta.

—¿Ocurre algo? —ella se cruzó de brazos, alzando una ceja.

—Marceline, no puedes llegar y golpear a quien sea, menos aquí... ¡Y no pongas esos ojos de cachorro! —al parecer mi arma no había funcionado con ella. —Esto es serio.

—Vamos, no fue para tanto. —bufé, seguido, desvié la mirada.

—Marcy, eso podría afectarme a mí... Existen leyes. —me crucé de brazos.

—Se lo merecía. —ella rió un poco. —¡No te rías! —la miré. —Sé que tú también querías golpearlo.

—Olvidémonos de eso. ¿Sí? —se acercó a mí, tomándome del rostro para darme un corto beso. —Solo trata de controlarte la próxima vez.

—Bien. Como diga, su majestad. —sonreí un poco, causando su risa. —Entonces qué te dijo ese bobo.

—Bueno... —suspiró. —Actuó a la defensiva, que nada de lo que me contaste había sucedido realmente y...

—¿Le creíste? —la interrumpí.

—¿Qué? Claro que no, tonta. Dijo que estaba enamorado de mí y...

—¿Le dijiste sobre nosotras?

—Deja de interrumpirme. Y no, claro que no, ni si quiera llevamos una semana estando juntas. —puse los ojos en blanco.

—Llevamos años estando juntas. —me crucé de brazos.

—Pero no como pareja. —hizo una pausa. —Aún así le dije que lo de nosotros debía terminar, así que no va a molestarnos. —acarició mi mejilla.

—Bien, espero no verlo nunca más, o voy a... —ella me miró, alzando una ceja nuevamente. —Si, entendí. —hice una pausa. —Nada de golpes.

—Me alegra que lo entiendas. —se acercó a darme un beso, este un poco más largo que el anterior. Cuando nos separamos, nos quedamos mirándonos por un largo rato. —Entonces. ¿Comemos algo?

—Como gustes, aunque nada de lo que tengas en tu cocina, va a saciar el hambre que tengo. —tomó mi mano, guiándome por el pasillo.

—Como quieras, pero yo si tengo mucha hambre.

—Si quieres puedo cocinar algo... Un sándwich, por ejemplo. —ella rió un poco.

—Puedo prepararme un sándwich. —caminamos hasta la cocina.

—Tú te lo pierdes, no me ofrezco siempre a preparar sándwiches.

—Bien, hazme un sándwich. —soltó una leve risa.

Good Little Girl [Bubbline]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora