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La fiesta no terminó tarde, la gente se fue bastante conforme y eso me hizo sentir bien, sentía que comenzaba a hacer las cosas bien otra vez en el Dulce Reino a pesar de que yo no me sintiera del todo saludable, refiriéndome al estrés. No podía dormir, no sentía cansancio alguno, solo ansiedad de ver a Marceline otra vez. Sonreía inconscientemente al recordar su rostro, el cual ya no era de una adolescente, bueno, al menos eso representaba a sus mil años. Ahora su rostro era tan definido como el de una joven adulta, aunque bastante inmadura a decir verdad.

Me levanté de la cama y me asomé al balcón, mirando la gran cantidad de estrellas en el oscuro cielo. Quizás podría arreglar las cosas con Marceline, pero me daba miedo que llegase a enterarse de mis verdaderos sentimientos, —otra de las cosas del por qué decidí alejarme de ella. —Mientras miraba el paisaje pensaba en la vez que conocí a Marceline, si ganara dinero por cada vez que la he visto cambiar el estilo de su cabello; sería el doble de millonaria de lo que ya soy. Sonreí nuevamente al recordar su mohicano y su falsa fachada de chica mala.

***

Anoche había podido conciliar el sueño, tanto así que por primera vez en mi vida había despertado tarde, incluso había desayunado en mi habitación. Decidí cancelar todos mis planes para así verme con Marceline y Finn, aunque mi inseguridad comenzaba a salir a flote y juro que si veía a Marceline otra vez, caería rendida a sus pies con tan solo decirme una palabra.

—Princesa. ¿Puedo pasar? —decía Mentita detrás de la puerta.

—Entra, por favor. —dije sin despegar la mirada de mi armario, buscando la ropa adecuada para luego salir. Mentita abrió la puerta y se acercó a mí.

—Estoy algo preocupado, ayer la vi bastante rara desde que vio a la señorita Marceline y hoy cancela sus planes. ¿Hay algo que no me ha contado?

Mentita era mi mayordomo, pero aún así era un buen amigo y confidente, me conocía lo suficiente como para saber que algo me sucedía. Pero ni a él le había contado mi secreto con respecto a Marceline y mis sentimientos sobre ella.

—No sé de qué hablas. —saqué un suéter del armario. Miré a Mentita de reojo y vi como éste se cruzaba de brazos. —Solo quiero relajarme un poco. He estado bastante ocupada y quiero descansar, justamente ayer Marceline me invitó a salir junto a ella y Finn.

—¿Y qué es lo que quiere? Ella no había sido muy agradable con usted la última vez que vino hace algunos años.

—No lo sé. —me senté en el borde de la cama y suspiré. —¿Me dejarías un momento a solas? —él simplemente asintió y se fue de la habitación.

Mi inseguridad había aumentado, el miedo de arruinar otra vez las cosas con ella, o que tal vez solo esté jugando conmigo, y ya estaba sumando puntos para que me odiase aún más. Creo que sin duda disfrutaría más si no voy.

•••

Ayer me había alegrado haber visto a Bonnibel, parecía distinta, en el buen sentido, debido a que se encontraba considerablemente más guapa, o quizás era por los años sin vernos. Aunque no pude evitar aborrecer ese lado de ella, ese lado orgulloso y a veces, prepotente. Aún así es una de las cosas que me atraían de ella, porque, sí, aún seguía teniendo estos ''pequeños'' sentimientos que hace años había tratado de eliminar.

Me encontraba junto a Finn, esperábamos a que Bonnibel llegara, pero lo veía cada vez más imposible.

—Finn. —suspiré. —No vendrá, date por vencido. —reí un poco.

—No. Ella no nos dejaría plantados, mucho menos sin avisar. —decía mirando si había algún rastro de la princesa, luego se sentó a mi lado en el pasto.

Good Little Girl [Bubbline]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt