❝Capítulo nueve.❞

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Suspiró aliviado cuando llegaron a sus destino, estirando sus piernas después de ese viaje tan largo. JungKook miró a sus manos incómodo cuando vio que el alfa había aparcado en una zona muy cerca de su casa, se había ido de allí hace un día y al día siguiente ya estaba otra vez allí, la luna no tenía piedad nunca, ¿O qué?

Miró al alfa que sacaba unas cajas bastantes grandes del maletero, llevaba tres cajas con un montón de cosas como comida, juguetes para niños, ropa e incluso dinero, todo ésto llegaba para más o menos cinco casas, suponía que YuGyeom lo sabía así que JungKook se mantenió en silencio ayudando al chico que cogía y bajaba cajas.

—Creo que éstas son suficientes, iremos a tres casas por ésta zona y a otras dos por la calle de al lado. Bien, tú conoces más a la gente de aquí, ¿Quién necesita más comida?-Si bien estaba por decir que todas las familias de éstas zonas necesitaban la comida se lo calló, fingiendo una mueca de pensamiento, después señaló una de las cosas peores cuidadas de la urbanización.

—Señora Lee.-le miró y después se puso de espaldas al alfa—Sígueme.-le indicó. YuGYeom sonrió de lado y comenzó a perseguir al omega, que anda un poco incómodo por el lugar.

—¿Te conoce mucha gente de aquí?-Preguntó el YuGyeom intentando aliviar el ambiente que se había vuelto bastante pesado, nunca fue liviano y lleno de confianza, pero en ese momento el omega se encontraba encogido en sí mismo mientras caminaba, no muy seguro de sus acciones y su aroma se había vuelto un poco pesado, no mucho pero sí captable. El alfa no quería indagar mucho sobre aquello, pero había algo que le llamaba realmente la atención, algo hacía que el lobo que no había aparecido en dos años aproximadamente se removiera inquieto.

El omega se encogió de hombros, agarrando su brazo izquierda con su mano derecha, mirando el suelo.

—Depende, la mayoría me conocen como el omega Jeon otros por JungKook y otros simplemente no me conocen.-dijo cruzando un paso de cebra que llevaba a la casa.

—¿Es aquí?-preguntó YuGyeom, esa casa no podía compararse con su casa, obviamente eran nivel económicos completamente distintos pero no se imaginaba algo así, aunque no había que juzgar una casa por su fachada, seguro que por dentro era preciosa. Jungkook asintió y llamó a la puerta, había timbre pero éste estaba roto o no había luz en la casa.

Ambos muchachos miraron como la puerta se abría y una cabeza pequeña y blanca asomaban por el hueco que estaba abierto. La señora Lee, una señora mayor, demasiado, que había pasado la mayor ruina del barrio, había apostado todo su dinero y su gran casa en un apuesta, problemas con el juego, el alcohol y la mismísima depresión le había llevado a que ahora, a los noventa años de edad viviera en una casa devastada con no se sabe cuántos años de antigüedad.

La señora ahora comía con el dinero de una ayuda que le brindaba el gobierno, pero la mayoría de ese dinero iba para el alquiler de esa choza.

Y JungKook era un crío de cinco años cuando conoció a esa linda señora que antes había sido una persona con problemas y ahora era una señora que brilla por todos lados.

—¿Buenas tardes?-preguntó la señora mirando a los dos chavales que se encontraban frente a ella con la espalda firme mirándola sorprendidos.

—Buenos días, señora Lee... ¿No se acuerda de mí? Soy JungKook...-habló el omega sonriendo un poco cuando la señora le miró a los ojos. Vió a la mujer hacer una exclamación silenciosa y abrir del todo la puerta, acercándose al omega como pudo y le abrazó fuertemente.

—Oh... JungKook, cielo, cuánto tiempo...-dijo la señora y era cierto, hacía más de tres años que la señora no veía al omega que había pasado toda su infancia con ella.

Omega a sueldo. [YugKook, omegaverse]Where stories live. Discover now