25

67 10 18
                                    

Taemin

Los extraños pitidos a mi alrededor dejaron de escucharse hará horas. Mi cuerpo parece entrar en calor lentamente. Mis pulmones se esfuerzan demasiado por respirar por si solos, siendo trabajo demasiado forzoso ahora mismo al igual que para mi corazón, quien late con normalidad pero a un paso demasiado calmado.

No se que pensar respecto a ello.

Más sabiendo lo mucho que me está costando abrir los ojos, salir de este trance al que mi cuerpo parece estar acostumbrándose. Quiero despertar, se que no soy el único que quiere eso, y lucho con todas mis fuerzas para que así sea.

El tacto frio de unas manos cubiertas, supongo que por unos guantes, tocan mi cuerpo, mis muñecas, incluso mi rostro separando mis parpados de la forma en que me gustaría hacerlo solo que manteniéndolos abiertos.

— ¿Cree que despertará el paciente hoy, doctor? —las voces se escuchan tan reales y cercanas —al menos su cuerpo vuelve a tener un color más sano y puede respirar sin ayudas artificiales.

— El paciente está entre el despertar y el trance después de tantos días en ese estado. Pero despertará.

Pues claro que despertaré.

Intento mover mi cuerpo, sintiéndolo demasiado pesado e incapaz de ello, rindiendome. Frunzo ligeramente el ceño cuando una luz impacta contra mis ojos, siendo una vez más cerrados. La maquina, creo que la única, cercana a mi cama pita al tiempo que mi corazón late.

Pasos se escuchan cercanos, lejanos a la vez. La sensación de haberme quedado solo recorre mi cuerpo de pronto, atravesándome como si de una descarga eléctrica se tratase.

Mi cansado cuerpo reacciona de pronto, pudiendo moverme aunque no lo haga. Mis labios, resecos, se separan. Muevo mis manos, sintiendo un tirón en una de ellas dejándola sobre mi cuerpo, pasando la que no tiene nada sosteniéndola por mi cara, frotando mis perezosos ojos. Dejo caer a un lado mi mano, abriendo pacientemente mis ojos.

Las paredes blancas me producen una extraña sensación, parpadeando, cerrando los ojos por un momento, segundos, minutos, no tengo ni idea de cuanto tiempo los mantengo así. Vuelvo a separar mis parpados, abriendo los ojos. Observo el espacio reducido, limpio, solitario. Como supuse solo estoy conectado a una maquina, la que mide los latidos y la fuerza de mi corazón, el cual me da la sensación de estar sano aún no siendo así. Intento incorporarme, moviéndome un poco solo, no tanto como me gustaría. La presión de algo pegado en mi pecho, y casi todo mi torso desnudo se siente frio. Toco los pequeños parches, siguiendo la conexión de esos hasta dicho monitor, manteniéndome tumbado.

Me quedo estático, cerrando los ojos cuando escucho nuevos pasos en la habitación. No lo reconozco como la presencia del doctor ese que hace un rato estaba aquí porque el aroma que llega a mis fosas nasales es completamente diferente, familiar. Quiero sonreír y mis labios casi llegan a formarse en una sonrisa cuando esas cálidas manos sostienen mis mejillas con cuidado.

— El doctor dice que estás despierto y yo aún te veo con los ojos cerrados.. ¿hasta cuando piensas torturarme así Lee Taemin? Esto no es un cuento en el que te beso y te despiertas sino no dudaría en hacerlo. Te echo tanto de menos que estaría dispuesto ha hacer cualquier cosa.

Abro una vez más los ojos, viendo a Jonghyun con su frente apoyada en mi pecho, escondido en el hueco de mi cuello. Con un amago de sonrisa, sintiendo la tirantez en mis labios, muevo mi mano libre, pasándola con cuidado por su cabeza, enredando mis dedos en su sedoso pelo. Se mueve un poco sobre mi cuerpo, escondiéndose mejor.

— Hasta la sensación de que me estás acariciando es real —giro un poco mi cabeza, mirando sus ojos ligeramente abiertos —al igual que me estés mirando. Seguro que todavía estoy en ese sueño y me pedirás dejarte de nuevo. No voy a dejarte ni aunque me grites, me pegues, me insultes o me arrojes por una ventana.

— Estaría loco si lo hiciese —acaricio despacio su mejilla —has estado mucho tiempo a mi lado cuando yo solo era más cuerpo inerte que otra cosa. ¿Me puedes dar un beso?

— ¿Estás despierto de verdad? —asiento —¿no vas a pedirme que seamos solo alumno y profesor? Me gane golpes, insultos y todo por defendernos.

— ¿Quien te ha agredido?

— El profesor Song pero no volverá a ello —sus labios casi rozan los míos —le han despedido y detenido por agresión a un menor. Se pudrirá en prisión por muchos años. Los suficientes para que tu y yo vivamos juntos para siempre.

— ¿Un para siempre definitivo?

— Un para siempre que superará los limites de todo eso, de todo lo que hemos pasado hasta llegar aquí. No se que habría hecho si hubieses perdido la batalla y la guerra.

— No hay guerra que pueda perder si estás a mi lado luchando conmigo.

Con la ayuda de mi mano en su cuello aún le acerco, rompiendo toda distancia, besando sus labios, sintiéndolos cálidos, suaves, húmedos a diferencia de los míos, lo cual no parece importarle cuando me corresponde.

Podrán darme miles de infartos, ataques o lo que sea que puedo bloquear por meses o años con esos medicamentos o los que sea que me den pero se algo.

Cada latido, ya sea lento o acelerado nacerá por todas las sensaciones que Kim Jonghyun me hace sentir y ya sea mañana o en cuarenta años cada uno de ellos se lo deberé a él, seguro de querer compartir lo que me quede de vida a su lado.

Porque puede que esto no sea un cuento de hadas, él no sea una princesa, un príncipe en este caso, al que rescatar pero si hemos pasado por una batalla contra un monstruo mayor, a la que sobrevivimos juntos, en la que luchamos mano con mano, siendo el resultado final bueno, sin perdices, pero perfecto.

Y todo empezó con una batalla por no ser despedido.

¡Oh profesor, Mi profesor!Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon