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Jonghyun

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando intento abrir los ojos, moverme, sintiendo la ropa que llevo puesta pegada a mi piel bañada en un sudor frio, sintiendo cada parte de mi ser tan débil que casi no puedo moverme cuando las nauseas me arden en su recorrido desde el estomago, echando lo poco que habrá en mi estomago, si es que hay algo, en el suelo, sintiéndome fatal por eso por no poder siquiera arrastrarme hasta el cuarto de baño.

La luz de la habitación encendiéndose me produce un dolor de cabeza intenso, cerrado de nuevo los ojos por la molestia que la luz causa, acostándome de lado cuando ya no tengo nada que arrojar, sintiendo un ardor demasiado molesto en mi garganta y las manos del señor Lee acariciando mi espalda con cuidado.

— No he podido llegar al cuarto de baño.. —mi voz suena demasiado ronca al tiempo que se me humedecen los ojos —lo limpiaré.. se lo prometo.

— No tienes que limpiarlo Jonghyun. Vamos al baño y te das una ducha. Estás empapado —dejo que me ponga en pie, sintiéndome mareado cuando mis pies pisan en suelo —debería llamar a tu casa y llevarte a urgencias.

— No quiero ir a ninguna parte —me abrazo a su cuerpo, sintiéndome adormilado —aceptaré ese baño..

— No pensaba aceptar un no por tu parte Jonghyun. Intenta andar que pesas.

Obedezco, dejándome llevar por él, sintiendo mis pies como si llevasen botas de plomo con cada paso que doy, sintiendo el frio contra mis piernas cuando me sienta. Un nuevo escalofrío invade mi cuerpo cuando la camiseta que me cubría desaparece, seguido de los pantalones y la ropa interior, abrazándome a su cuello aún con mis ojos cerrados, dejando que me lleve porque yo lo único que quiero ahora mismo es dormir hasta que me ponga mejor.

— No se como tu madre se las apaña si enfermas en casa y no aquí —me arrastro en la ducha hasta quedar sentado —voy a mojarte con el agua de la ducha ¿de acuerdo?

Asiento, cerrando los ojos, escondiendo mi cara entre mis piernas.

No tarda ni segundos cuando siento el agua templada mojándome, llevándose todo el sudor que había impregnado en mi piel, mi malestar si es posible también. Me dejo hacer, cada vez más adormilado por la sensación que el agua me deja, acompañadas por las caricias de la esponja, de la toalla secando mi cuerpo húmedo cuando cierra el grifo y tengo que volver a mantenerme de pie, el sedoso y limpio pijama que huele al señor Lee cubriendo mi desnudez y mis pies ahora más ligeros avanzando hasta que caigo tumbado en el sofá, notando el peso de una manta caerme encima.

— Quedate ahí hasta que limpie la habitación.

Asiento, creo, y me abrazo a la almohada bajo mi cabeza, durmiéndome aunque no profundamente, escuchando de fondo cada movimiento que hace, sus pies resonando por el suelo, cada vez escuchándole más cercano, lejano y de nuevo cerca hasta que ya no noto que estoy en el sofá y si en la cama.

Agarro su brazo antes de que se aleje, abriendo lo suficiente los ojos para verle en la oscuridad que reina de nuevo en la habitación.

— Duerma conmigo —le pido, suplico más bien —mama suele dormir conmigo cuando estoy enfermo. No podré volver a dormir si me quedo solo.

— Yo no soy tu madre Jonghyun —escucho su suspiro, soltando su brazo de entre mis manos cuando comprendo que dormiré solo —no te enfades.. está bien me quedare pero duérmete ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza, girándome con dificultad cuando se tumba a mi lado sobre las sabanas limpias, abrazándome a su cálido cuerpo, cerrando de nuevo los ojos, casi quedando dormido, escuchando los latidos de su corazón, abriendo de nuevo los ojos para observarle.

¡Oh profesor, Mi profesor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora