3

110 12 0
                                    

Taemin

Me despierto tan cansado que si dijese que un camión ha pasado por encima de mi cuerpo no seria mentir.

Ademas el mareo ha vuelto aún estando acostado en mi cama. Por suerte, supongo, aún es fin de semana y puedo quedarme el tiempo que haga falta en la cama pero odio no poder levantarme hasta que el malestar y los mareos cesen del todo. Alargo el brazo hasta mi mesita de noche, cogiendo el móvil que encuentro al tacto y lo desbloqueo, viendo la llamada que tengo de mi hermano, borrándola, volviendo a bloquearlo y dejarlo a un lado.

No se cuantos minutos pasan en realidad pero, cuando me siento algo mejor, me levanto sin ser brusco y voy a la cocina, donde preparo mi desayuno siempre sano, al menos desde que supe de mi problema. Me siento en la mesa, empezando a comerlo con demasiada calma, sintiéndome aburrido, pensando en esas palabras en las que Jonghyun creía que tenia una pareja para cuidarme cuando llegase a casa.

— Alguien como yo no puede permitirse el lujo de tener una pareja —suspiro, apoyándome en mi mano —y mucho menos cuando podría quedarme sin empleo o mi corazón un día decida dejar de latir si me vuelve a dar un ataque fuerte como el de aquella vez..

Un suspiro demasiado largo escapa de entre mis labios. Dejo el desayuno a medias, levantándome, yendo al cuarto de baño donde cepillo mis dientes y me doy una ducha, volviendo a mi habitación donde me visto con ropa cómoda, yendo al salón donde me siento en mi pequeño sofá, encendiendo la television donde no hay nada interesante pero aún así no la apago, por no estar de nuevo envuelto en un silencio tan incomodo que se forma en el apartamento.

— Quizá debería tratar al menos de buscar una pareja.. o alguna compañía.. no todas tienen porque rechazarme por mi enfermedad supongo.. —patético que esté hablando solo.

Varios golpes en la puerta de mi apartamento llaman mi atención, obligándome a levantarme para abrir la puerta, sin siquiera molestarme en mirar quien es la persona que me visita a estas horas.

— Buenos días —una chica, una mujer asi como de mi edad, aparece frente a mi —siento molestar. Soy su nueva vecina —señala la puerta frente a la mia. Espero no molestarle.

Niego con la cabeza con una pequeña, pero cansada, sonrisa.

— ¿Se encuentra bien? Está pálido.

Asiento, sintiéndome realmente cansado. Su mano, sorprendiéndome y tensándome a partes iguales, se posa sobre mi frente, cambiando el gesto de la chica.

— Está ardiendo.. soy enfermera si quiere que le ayude.

— Por las mañanas mi temperatura corporal siempre aumenta —cambio el peso de una pierna a otra —tengo problemas de corazón por eso parece que tengo fiebre. Espero que su estancia aquí sea buena. Si me disculpa.

Cierro la puerta dejando a la chica fuera, volviendo al sofá donde me tumbo y quedo dormido, no se por cuantas horas, cuando escucho de nuevo que llaman a la puerta, gruñendo porque no me dejaran pasar el día tranquilo, solo, en mi casa, sin ser molestado todo el tiempo.

Jonghyun

Es domingo, si. Debería dormir por más horas pero casi no he podido pegar ojo en toda la noche, recordando lo sucedido anoche, cuando el señor Lee casi se desmaya en la farmacia a la que tuve que ir por petición de mi madre. Supongo que tuvo suerte de que estuve allí y pude ayudarle a conseguir esas pastillas que me pidió, que no se para que sirven, haciéndome preocuparme más aunque él sea un hombre adulto y yo solo un adolescente, que ademas soy su alumno.

Tanto mis padres como mi hermana mayor hace ya más de media hora que han salido, no se exactamente para ir a donde aunque se que tardaran en volver. Ayer después de volver de la farmacia, aunque era tarde, al ver lo mucho que me costaba dormir decidí ocupar las horas que durase mi falta de sueño y termine las tareas del instituto, guardando todo listo para el lunes, en el que realmente espero ver y poder asistir a sus clases y no a las de un profesor que pongan de sustituto. Quizá no sea el alumno que más hable o participe en clase, en ninguna en general, pero que despidan asi a un profesor, ademas siendo el mejor que tenemos y el que recibe más apoyo y atención de todos mis compañeros.. no se merece eso. Por ello fuimos hasta el director. Para apoyar al señor Lee y que la decisión de expulsarle desapareciese del todo, permitiéndole seguir dándonos clases a nosotros y los futuros alumnos que ocuparán nuestro lugar.

Después de acabar mi tarea tampoco dormí. A eso de las seis de la mañana estaba aún con los ojos abiertos, totalmente despierto, mirando la pagina del instituto en busca de algo. De una pista para saber como encontrar al señor Lee, quien dudo que vaya todos los días a mi trabajo, lugar al que hoy no voy porque no abre. La encontré dos horas después de iniciar mi búsqueda.

Muchos profesores solo tenían una pequeña descripción en sus perfiles para los alumnos. Los que eran tutores también, incluyendo número de teléfono para dudas del alumno. Tanto el señor director, como dos profesoras y el señor Lee tenían en negrita su dirección apuntada. Y gracias a ello, me encuentro frente al edificio, entrando cuando una mujer cargada con cajas también lo hizo, no volviéndola a ver más, tomando el valor suficiente para llamar a su puerta y esperar hasta verlo frente a mi, preocupándome por ver su rostro adormilado, agotado claramente, sudoroso, con rasgos de haber pasado una enfermedad aunque se que, quitando lo sucedido anoche, esta sano.

— Jonghyun.. —su voz no suena mucho mejor —¿qué haces aquí? Es domingo y deberías estar en casa..

— Quería verle —no es mentira —me quede preocupado anoche y no pude dormir.. ¿puedo.. pasar?

Se que duda por la forma en la que me mira pero accede, abriendo lo suficiente la puerta para que pueda pasar. Cierra cuando estoy dentro de su pequeño apartamento, hecho un pequeño desastre. Le sigo hasta su sala, sentándome en el sofá a su lado, observándole cuando empieza a doblar una manta con la que supongo se habrá tapado cuando dormía, porque tiene cara de recién despierto.

— No tienes que preocuparte por mi ¿sabes? —le miro fijamente, sintiéndome algo tenso y confuso —no estoy tan enfermo como para que un chico de diecisiete años deje de dormir por mi culpa.. tienes que descansar. A tu edad las horas de sueño son importantes. Me sentiría culpable si no descansases lo suficiente. ¿Quieres que te prepare alguna cosa? No tengo café ni ninguna bebida estimulante asique sera agua o zumo sin azúcar.

— Agua esta bien —miro mis manos.

Sale de la sala, dejándome solo hasta que vuelve dándome el vaso con agua que acepto con una pequeña inclinación de mi cabeza, por respeto más que nada, volviendo a mirarle cuando un gesto de dolor se mantiene en su cara cuando se sienta. Doy un trago de agua, dejando el vaso sobre la mesa, sentándome más cerca en el sofá, tocando cuidadosamente la zona donde esta su corazón.

— ¿Por qué siempre aprieta su mano aquí profesor? —sera meterme donde nadie me llama pero me preocupo porque en mi familia ya pase por esto —¿tiene algún problema de corazón? Por eso fue a la noche a la farmacia de guardia por esas pastillas ¿Verdad?

Se queda tan en silencio, sorprendido creo por mis preguntas, que incluso escucho como traga saliva y llena sus pulmones de aire antes de separar sus labios, esperando lo que sea que vaya a decirme, espero respuestas que me aclaren mis dudas y nervios que siguen despiertos desde anoche.

¡Oh profesor, Mi profesor!Where stories live. Discover now