Capítulo 25 La anciana del abrigo rojo

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Hashirama no le siguió la corriente a su hermano menor, salió del salón, y una vez más, ordenó al élite que acompañaba a los Senju, sobre el pergaminos del trato. El élite solo asintió con la cabeza, y entró al salón en busca de Tobirama, el supuesto nuevo líder de los Senju. No obstante, el albino salió tras ella, y recalo:

—¡De seguro sabías sobre la criatura negra que nos atacó antes de llegar aquí!

La morena giró su cuerpo lo suficiente para verle, cuestionó:

—¿Cuál criatura negra?

—La que de seguro Madara envío, una masa negra que cambiaba de formas con ojos amarillentos, nos atacó a cinco kilómetros de aquí. Nunca en mi vida había visto algo como esa criatura negra con poderes de otro mundo —explicó Tobirama con ira en sus ojos.

—Tobirama-sama, dice la verdad —interrumpió el élite —. Esa criatura negra podía fusionarse con la superficie y todo la naturaleza que le rodeaba. No nos permitía avanzar, sino hasta que extrañamente se dieron las 6:00 de la mañana, desapareció sin dejar rastro.

Hashirama escruta a su hermano, élite, y los demás shinobis. Decían la verdad.

—¿Que volaba por los aires?

La pregunta de la morena no dejó en claro a qué se refería. Los shinobis se vieron a las caras, y Tobirama con el élite.

—¡Contesten, ¿qué volaba por los aires? —exigía saber si lo que volaba era el halcón con los ojos del camarada de Madara.

—Nada... ¿por qué preguntas eso? —Tobirama le daba mala espina.

—¿Cuantas bajas? —ignoró la pregunta de su hermano.

—Tres bajas. Contesta a mi pregunta —rechino los dientes, y en el momento sintió el chakra de Madara afuera del campamento —. El bastardo ha venido a matarme... —murmuró seriamente, llevando su mano al mango de su katana.

—¡Él no ha venido a matarte, no sobre mi cadáver! —Otra vez el chakra de Hashirama elevó fugazmente. —¡Te prohibió llamarlo así en mi presencia, no volveré a repetirlo!

Con pasos firmes Hashirama salió del campamento por colpasar. Afuera, enfrente de la puerta a dos metros de distancia, Madara permanecía quieto con su postura omnipotente; brazos cruzados sobre su pecho y mirada fría. La helada de esa tarde era acompañada con viento. Su melena rebelde oscura como las plumas de los cuervos vacila a su costado izquierdo y deja ver su rostro varonil y cuello. Su cuello es decorado con la joya de cristal color verde, su vestimenta negra de pies a cabeza hace resaltar el bello obsequió de la diosa de los shinobis.

—Otto-sama, iba en camino para revisar a Izuna.

El líder Uchiha desvió rápidamente la mirada de su esposa a el hermano de esta, quien se atrevió a salir tras ella. Fue un momento tenso, pues Hashirama supuso que, Tobirama seguía desafiante y provocaría un fuerte encuentro con su rey que le faltaba poco para matarlo. Ella se volvió a girar para ver de reojo qué haría su hermano esta vez.

—Por eso viene a buscarte... —habló Madara, sin dejar de ver a Tobirama con rencor.

La morena no vio amenazante a Tobirama, solo permaneció erguido frente de la puerta del campamento de madera. Volvió a Madara.

—Vamos.., hace mucho frío. —Se cruzó de brazos y se encogió de hombros.

Madara llevó sus ojos a ella, esbozó una sonrisa ligera y dijo:

—Tú que estás afuera sin abrigo. —Con un fino movimiento removió su abrigo y se lo puso a su esposa, le acomodó el cabello para que saliera del abrigo hacia la parte trasera.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO حيث تعيش القصص. اكتشف الآن