Común y corriente.

1.2K 159 35
                                    

7:50 am, lunes 11 de marzo del 2019.

Bakugo se encontraba ya en su pupitre, esperando la llegada del profesor, fila de la ventana, al lado de ella, tercer asiento de delante hacia atrás. Golpea la mesa con cada uno de sus dedos al tempo de las corcheas, dirige su vista al patio y ve a su compañero de asiento correr por los pasillos, unos minutos después se escucha un buenos días al salón y sobre la mesa de su lado cae una mochila.

— Toma, por lo del otro día.

Un pequeño caramelo es depositado junto a su mano, lo toma y se lo devuelve, sin dirigirle la vista.

— No me gustan los dulces.

Escucha un bufido y, probablemente interrumpiendo un comentario, se escucha la voz del profesor saludando a la clase. Todos se van a sus asientos, algunos se acercan al mesón del adulto para hablarle de la vida y distraerlo de iniciar las clases, pero al cabo de cinco minutos ya todos estaban en sus lugares.

— Todos los lunes tendremos estas dos primeras horas libres para tratar cualquier asunto del curso. En primer lugar quiero saber si desean mantener la directiva del año pasado o comenzar una nueva.

En ese momento se armó un bullicio, que a fin de cuentas se resumía en "dejemos a los mismos nerds". El profesor los hace callar, consulta si alguien nuevo quiere algún puesto de la directiva y nadie muestra el deseo de hacerlo, procede a preguntarle a los anteriores si estaban dispuestos a asumir el cargo de nuevo este año y aceptan.

— Ochaco Uraraka, presidenta; Tenya Iida, tesorero y Momo Yaoyorozu, secretaria. Un placer trabajar con ustedes este año.

Se escuchan aplausos dispersos y se da fin al tema, se llama a la presidenta para tratar algún asunto que vea necesario y el profesor se sienta a repasar la lista en silencio.

— Bien, aún tenemos la lista de cumpleaños del año pasado, si les parece bien, mantendremos el mismo sistema, a fin de cada semestre celebrarlos con una torta en la convivencia aparte de los platos principales.

Todos aceptaron y se siguió con otro asunto; le causó extrañeza que no preguntaran por el "cumpleaños del nuevo", quizá aún estaban molestos por desaparecer la otra noche, pero no podría importarle menos, así que al notar que sería un desperdicio seguir escuchándola, se puso sus audífonos por debajo del uniforme y recostándose sobre sus brazos, se acomodó sobre la mesa cerrando los ojos.

Al cabo de hora y media sin ser interrumpido, llega el recreo, por lo que se pone de pie y sale para recorrer el edificio, nunca había venido, toda la inscripción fue virtual y escogió este establecimiento por la distancia con su nuevo hogar, por lo menos, en las fotos se veía decente, fue a revisar que los baños estuvieran en buenas condiciones, luego recorrió los patios para analizar la sombra y áreas verdes, digamos que un sesenta por ciento tenía lo primero y un treinta por ciento lo segundo. Mientras iba caminando, pudo analizar la distribución de las salas, encontrando la de profesores y la de música, así que sólo le quedaba el casino. Al dirigirse al lugar anteriormente mencionado, encuentra un quiosco, revisa sus bolsillos por algo de dinero y sólo le alcanza para un chicle, algo es algo. Tocan un par de campanadas, dando fin al descanso, vuelve por sobre sus pasos y llega al salón.

— Bakugo, nos dieron el horario mientras dormías.

— No dormía y lo puedo ver anotado en la pizarra, gracias por nada, señor obvio.

Le saca una foto con su celular y saca su cuaderno borrador antes de sentarse, comienzan unas lentas clases de matemáticas al poco rato de ello y al siguiente recreo se queda en su lugar mientras todos salían al patio. Las horas siguientes son de historia, aburrido también, anota todo y se burla internamente de su compañero, al ver todo el proceso, por el reflejo de la ventana, de cómo reventaba un lápiz en su boca. Luego de verlo sufrir en silencio por no saber qué hacer, levanta la mano, llamando la atención de la profesora.

— ¿No entiende algo, joven?

— No es eso, a Kirishima le explotó la tinta azul en la boca, le pido permiso al baño por él, dado que así no puede hablar.

Todos explotan de la risa, la profesora lo mira con decepción y asiente con la cabeza antes de girarse a escribir en la pizarra, permitiéndole al pelirrojo salir corriendo antes de intoxicarse.

— Gracias, Bakugo, te debo otra.

Recibe en un susurro cerca de su oído, luego de que el afectado volviera en plena explicación de la profesora.

Lo ignora, así como el resto de la hora, hasta que por fin dan las una de la tarde. Agradecía que el día más latero salieran a esta hora, por lo que guardó las cosas en su mochila y salió más rápido que todos, sin despedirse de absolutamente nadie. Camina acompañado de su música hasta el paradero de la micro y se sienta a esperar, con la ilusión de que pasara alguna antes de que llegara uno de sus compañeros, pero para su desgracia, no lo logró. Kirishima llegó corriendo a la par del vehículo y terminaron subiéndose juntos, ambos quedando de pie al lado del otro.

— Voy a tu casa.

Le interrumpe quitándole su auricular derecho.

— Se te está haciendo mala costumbre esto.

— Quiero ir a buscar el juego simplemente, vamos.

— Oh, verdad.

— Sí, así que voy contigo.

— No, te lo llevo mañana.

— Lo necesito ahora, es de mi hermana y me lo está pidiendo desde ayer.

— No es mi problema, puede esperar una tarde más.

— Pero no es necesario que la espere si puedo ir hoy por él.

Suspira y se queda en silencio el resto del viaje, toca el timbre en su parada y se baja seguido de su compañero.

— Te advierto que no vas a entrar.

Sonríe y para evitar molestarlo innecesariamente, el chico solo camina en silencio a su lado. Al caminar una cuadra llegan a su destino, el rubio va por el juego, haciendo que espere en la calle y se lo devuelve. Cuando estuvo apunto de cerrar la reja, un pie se interpone en su camino.

— ¿Ahora qué?

— Tengo una misión.

— ¿Qué?

— Tengo que descubrir la fecha de tu cumpleaños.

— Qué fastidio, no es necesario, no iré a ninguna de sus estúpidas convivencias, faltaré ese día, es un desperdicio levantarse para eso.

— Por favor, Bakugo, si no me lo dices no te dejaré cerrar y perderás toda tu tarde, noche y mañana aquí.

— Es en abril, vete

— Wow, el próximo mes.

— Vete.

— Pero la fecha.

— No es necesario, sólo hace falta saber en qué semestre es, ¿no? Vete.

— Pero yo quiero saber.

— No.

— No me iré.

— Qué estresante.

— Tengo una gran resistencia, ¿sabes?

— Veinte.

— ¿Cumples los dieciocho?

— Sí.

— Genial, nos vemos mañana.

Se aleja con una sonrisa y despidiéndose con la mano.

Qué vecino más agotador.

 ¿Vecino? 

¿Y exactamente qué tan cerca vivía?

 Parece no importarle la distancia entre nuestras casas, esto podría volverse más fastidioso.

Pixel Heart || KiriBakuDove le storie prendono vita. Scoprilo ora