○Sin retorno○

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El joven de rizos rubios estaba sumido en una soledad inminente y silenciosa; como era de esperarse se encontraba en su departamento, intentando controlar los voraces nervios que le atacaban en aquel entonces, pues estaba por tomar una de las decisiones que marcaría su vida notablemente.

No podía comprender como había llegado a esto, no quería pensarlo mucho; Tener que ir a casa de un extraño para tener relaciones por dinero ¡Enserio! ¡¿Como había terminado así?...

Se sentía una persona sucia, se negaba a hacerlo con alguien que apenas conoció en una discoteca. Sin embargo...algo en Black hat le atraía, y desde que cruzó la primera mirada con él, le dio cierto aire de curiosidad.

Pese a sus constantes negaciones por parte de su raciocinio, debía admitir que la propuesta sonaba muy tentadora. Sí lo hacía ya no tendría que pasar tantas penurias y estrés, su mayor problema arreglado.

Pero sólo era un chico, no sabía que hacer; la sola idea de entregarse de esa manera a alguien le resultaba totalmente terrorífica y enigmática.

Decidió no pensarlo más, y finalmente tomar una decisión concreta sobre lo que haría a continuación.

Entre sus manos sostuvo la tarjeta que el de negro le había entregado; comenzó a leerla minuciosamente, procesando cada detalle de esta, ya la había leído un montón de veces antes pero quería estar bien informado para no cometer ningún error.

Luego de aquello, agarró su teléfono, llamando a un taxi para ir a la casa del sombrerero; todavía era temprano, por lo que creía que no habría ningún problema.

Al cabo de unos minutos, dicho vehículo llegó para recoger al muchacho, este tomó un abrigo y las llaves de su casa, para luego salir, dispuesto a ir con Black Hat.

- Esperó no arrepentirme de esto...- Susurró mientras cerraba con llave la puerta de su hogar.

○●○●○●○

Eran aproximadamente las siete de la noche y el sol ya caía en la ciudad de Hatville, el ambiente era silencioso, de cierta manera agradable y pacífico.

Después de casi media hora de viaje en auto, el joven por fin había llegado a su destino; una enorme y tétrica mansión.

Se veía antigua, pero a la vez lujosa, lo más peculiar de esta era que tenía la forma de un sombrero de copa negro, como el que portaba su dueño, con unos ventanales rojizos; y en cuánto al jardín, lo único que había era maleza, una muy descuidada a decir verdad. Y todo era protegido por una reja negra y alta.

A duras penas pudo dar un par de pasos hacía ella, acto seguido tocó el timbre de la casa.

Pasados unos segundos, una chica salió de la casa a recibirle. Su aspecto no era nada convencional; Era alta, esbelta, de tez pálida, con una cabellera larga verde limo, acompañada por un flequillo rosado, casi rojo, y una mirada brillante, complementada por unos ojos amarillos, con pupilas de distintos tamaños.

A simple vista se podía ver que era muy fuerte y enérgica. Ella vio de pies a cabeza a el ojiazul, tenía una expresión de disgusto combinado con pereza. Fue a la puerta de la reja para luego hablarle con un tono desinteresado.

-  Hola ¿Qué deseas?- Su mirada junto con su atención se enfocaron en el chico.

-H-Hola...v-vengo a ver al señor Black Hat- Saludó un tanto nervioso el adolescente; intentaba mantenerse tranquilo pero su nerviosismo le ganaban.

- ¿Mmm? Tú quieres venir a ver a mi bonboncito... ¿Para qué?.- Interrogó con un tono más interesado que antes.

- Sólo quiero hablar con él, eso es todo.- Explicó, mientras se rascaba la nuca.

- Bien...pasa.- La joven abrió la reja, apartándose para dejar entrar al otro.

-gracias...- Masculló, entrando a junto a la chica.

La mansión era aún más extravagante por dentro, el papel tapiz de casi toda la casa era negro con estampado de sombreros, las paredes estaban repletas de varios cuadros en los que se retrataba al Lord de la casa con un estilo que parecía de la época victoriana, junto con otro tipo de decoraciones como armas antiguas, animales disecados, reliquias, entre otros; casi todos los muebles eran de caoba oscura y terciopelo rojo, y las únicas luces que habían eran de lámparas similares a un candelabro pero ligeramente más pequeñas que emanaban una especie de luz roja.

Cuando ambos entraron a la casa la mirada de Flug fue a parar en medio de los alrededores, admirando cada detalle de la peculiar casa, pero la voz de la chica lo trajo nuevamente a la realidad.

- Nunca te había visto...¿Cuál es tú nombre, cuatro ojos?.- Preguntó con un tono infame, mientras que de su largo y esponjado cabello, sacaba una bolsa de frituras y empezaba a comer salvajemente estas.

- Oh...mi nombre es Kenning pero puedes llamarme Flug.- Dijo mientras veía como la otra se atragantaba con esas papas.- ¿Cuál es tú nombre?.- Le preguntó igualmente.

- Todos me llaman Demencia.- Habló con la boca llena y sin mucho interés.

Ahora que la veía más atentamente, Flug pudo darse cuenta de que aquella chica tenía un aspecto un tanto desarreglado, y una mirada un tanto triste, como sí antes de aquello la chica hubiera estado llorando; él sentía que detrás de todo aquello se escondía algo. No obstante a ello, no tuvo mucho tiempo para pensarlo, pues Demencia volvió a hablar.

- Oye...yo ya debo irme, Black está en su oficina, nos vemos luego.- Indicó la chica para luego despedirse, perdiéndose entre uno de los pasillos de la mansión.

- De acuerdo...gracias Demencia.- Agradeció, volviéndose a sentir nervioso en aquella soledad. Ahora se concentraría en ir a la oficina de Black Hat.

El ojiazul había seguido las indicaciones que le había dado la chica, ahora se encontraba en un pasillo largo y tenebroso, en el cual habían muchos cuadros de Black Hat, que parecían seguirle con la mirada, queriendo arrebatarle el alma. La poca luz que entraba por las ventanas apenas si fue suficiente para que pudiera continuar su camino.

Finalmente había llegado, por fin estaba frente a la puerta de la oficina del de sombrero, en ese momento su corazón iba a estallar. Sin más rodeos tocó la puerta tímidamente mientras tragaba saliva. De repente se le pusieron los pelos de punta al escuchar un "adelante".

¿Por qué tenía tanto miedo?

El rubio abrió la puerta mientras se  mantenía cabizbajo, para después mirar hacia delante con temor. Lo primero que vio fue al sombrerero sentado en un escritorio lleno de papeles, trabajando.

-B-buenas tardes... señor Black Hat.- Musitó con la cabeza baja, mientras jugueteaba con sus dedos, claramente nervioso.

Black tenia su mirada en los documentos en los que estaba trabajando pero cuando escuchó la voz del menor inmediatamente alzó la vista para dirigir toda atención al inocente joven que tenía enfrente.

Eres tan tierno...

Pensó Black Hat en sus adentros.

-Vaya, Vaya, Vaya...no esperaba que vinieras Flug, pero que grata sorpresa...- Comentó esbozando una sonrisa maliciosa para el muchacho de cabellos rubios.

- S-si...yo...acepto la propuesta, señor.- Confesó finalmente, mirando con temor al mayor.

Sin darse cuenta, el solo había entrado a la boca del lobo; esto lo iba a marcar de por vida...

°Destinado a estar juntos° (Paperhat) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora