Capítulo 21 Amar a Dios en tierra ajena

Magsimula sa umpisa
                                    

—Tomen asiento. —Señaló Butsuma con la cabeza que tomaron asiento cerca de donde él. Los hijos hiceron lo ordenado. —Mañana es 24 de diciembre, un día antes del nacimiento del hijo de Kami-sama. He ordenado un banquete para atraer algo de paz a todos los miembros de nuestro clan. Necesito que se hagan cargo de la seguridad y que se turnen con sus hombres para no dejar los alrededores indefensos de cualquier ataque. Recuerden que los Kaguya no se marcharon convencidos de su derrota.

Ambos hermanos asistieron con sus cabezas. Butsuma sin previo aviso tomó la mano de su hija. No era algo común que el cuarentón hiciera aquello, mostrar afecto por uno de sus hijos que le resta. Hashirama, es lo que menos quería en ese momento cuando solo le faltan pocas horas para abandonar a los suyos. Sintió una pulsada directo en su corazón de la decepción que se llevaría su padre que apenas se recuperaba de pulmonía. Por otro lado, Tobirama olía el abandono, sin embargo, descartó que sus sospechas se cumplirán, lo que más teme hasta hoy, que su hermana mayor los abandone por el amor a un hombre calculador y manipulador.

—Estoy orgulloso de ti, musume —Ya había pasado varios años desde la última vez que Butsuma halago a su hija. Reconocía lo poderosa guerrera que se a convertido. Ninguna otra kunoichi se compará con ella. Ninguna que haya pisado la faz de la tierra, llegaría a los talones de Senju Hashirama.

—Arigato, otō-san. —Le ardían los ojos por su lucha de no llorar. Los iba a traicionar por el amor a Madara.

—En un mes tengo pensado dejarte mi puesto. Te lo mereces —habló orgulloso, aunque su voz sonará neutra.

—Yo también estoy orgulloso, onē-san. Sin ti no somos lo que somos ahora —agregó Tobirama.

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Al centro de la habitación se encontraba parada cabizbajo y apretando los puños. Sus lágrimas deslizan por su rostro y caen sobre el piso de madera cerca a lo único que se llevará consigo. Lleva más cosas en los pergaminos que se encuentran ajustados a sus muñecas y tobillos. Solo su espada y un rollo del tamaño de su medio cuerpo la acompañarán para la defensa. Una pequeña porción de su noble corazón está indicisa. Esa estúpida porción quiere flaquear y quiere retenerla para que no se vaya a los brazos del Uchiha. De tan solo pensar que se casará con otra mujer que no sea ella la destroza. Ella no puede permitir que su Madara sea de otra. ¡No, eso no puede pasar porque va a lamentarse toda su vida. Sin embargo, su hermano y padre, la van a odiar, y su preciado clan la va a tachar como traicionera. ¿Vale la pena este maldito sacrificio? ¿Madara en verdad la ama tal como ella lo ama a él? ¿El clan estará bien sin ella? ¿O podrá arreglar un trato siendo esposa del líder Uchiha? Muchas preguntas rondan en su cabeza y tan poco tiempo para despedirse de sus seres queridos.

—Kami-sama..., que no sea una trampa o todo una farsa. Te pido que si de eso se trata mandes una señal que me haga recapacitar de lo que estoy por hacer por el amor que siento por Madara.

El viento que atraía más frío sonaba afuera cuando preguntó a Dios si tomaba la decisión correcta. Nada sucedió en ese instante, sino hasta que estaba por abandonar la habitación que ocupó por muchos años, el viento de afuera extrañamente se detuvo por unos segundos.

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La luz de la luna alumbra cada paso que da hacia aquel lugar donde citó a Hashirama. A dos kilómetros de distancia de la fortaleza Uchiha se van a encontrar. Su bella hembra de tez morena y ojos chocolates, por fín iba a hacer suya, y su poder venían acompañado de su imperio por hacerse realidad.

Madara con vestimenta invernal del clan Uchiha; una capa hasta los tobillos y sus guantes de piel, ayudan a mantener caliente sus manos y a sostener el mango de su presiada Gunbai y la guadaña que lleva colgando atrás de su espalda varonil. Su hermosa cabellera azabache con puntas rebeldes danzan con cada paso que lo acerca más a su destino. La escarcha pega en su rostro, pues está a punto de llover. Puede que los besos de la Senju lo caliente, esa mujer no sabe la larga madrugada que le espera entre los brazos de Judas. Madara hará que Hashirama se pierda por amor y con sus mentiras la cegará para que le dé ese hijo que añora. "Rinnegan", así lo llamó la criatura negra, al Dojutsu supremo, el regalo de los mismos Dioses que hará que este mundo pacífico caiga ante los pies de un domador, el mismo que guiará al rebaño a obedecer sus demandas.

—Pensé que el amor por una mujer era tonto y perdida de tiempo. Sin embargo, si hubiera sabido que su amor hacia mí traería a mis pies el poder que anhelo, desde que jugábamos en aquel rio de niños, hubiera hecho lo posible para llevarla conmigo. Hashirama, ahora sabrás que se siente amar a Dios en tierra ajena...

La criatura negra pisaba los talones del joven líder Uchiha, que el 24 de diciembre a de cumplir 20 años, escuchó las frías palabras de Madara. Si este era paciente, Zetsu lo era más. Su objetivo es traer devuelta a su madre.

Ahora que leo este capítulo, hubiera sido chido agregar a Kaguya a este fanfic, y que un combate se desatara

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Ahora que leo este capítulo, hubiera sido chido agregar a Kaguya a este fanfic, y que un combate se desatara. Lady Hashirama y Madara v.s Kaguya.

Gracias por leer.






El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon