XXVIII. Mesía(s)

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—¿En serio estás preñado?

Tony rió ante la tonta pregunta, su grande barriga de siete meses era la respuesta. Estaba acostumbrado, la rubia siempre hacía la misma pregunta cada vez que los iba a visitar. Luego se levantaba, acariciaba la barriga con la yema de sus dedos con cuidado y se alejaba con una expresión de incredulidad.

—Deberías ver mi parto, Sharon. Así ves a mi bebé nacer y al fin te convences. —Terminó por responderle el embarazado—

—Si pudieras ser mas considerado conmigo, podrías entender que nunca había visto un hombre embarazado y por esto aun no me lo creo. El que seas tritón es más entendible —Dijo dramatizando con sus gestos, aunque su mano derecha nunca de movió de la barriga del otro— Está enorme, ¿cuándo das a luz?

Anthony aleteó haciendo que salpicara agua fuera del lago. Ahora "vivía" allí, luego del cuarto mes, su barriga creció exhorbitante causándole mucho dolor y dificultad al caminar. Las sirenas y los tritones solían tener más de dos crías por parto, por lo que una gran panza de embarazo era común; pero definitivamente, nadar era más cómodo que caminar en ese estado.

Entonces Anthony decidió mudarse a la bañera, o al lago cuando necesitaba algo de aire fresco y de movilidad. Steve y Pepper estuvieron de acuerdo con que estuviera en el lago por más peligroso que fuese, pero con la condición de que debía haber alguien vigilándole; con el tiempo ese alguien se convirtió en Sharon.

La rubia había ido a buscar a Steve para regañarle —en realidad tenía meses buscándole, pero recién lo encontraba— y se encontró con aquella extraña situación. El rubio accedió a contarle todo lo que estaba pasando pero no podía irse porque Tony estaba en peligro, Víctor no podía encontrarlo pero el mundo tampoco. Sharon aceptó, horrorizada de imaginar lo que podrían hacerle al pobre tritón los científicos cuando le encontraran.

No había lugar para ella en la cabaña, menos después de que Steve arreglara una habitación para el bebé —aunque Tony estaba seguro de que eran dos, así que lo hizo comprar dos cunas—, la rubia vivía con Erik el herrero viudo y sus "encantadores" mellizos.

—¿No vas a necesitar alguien que te ayude en el parto? ¿Un especialista? Steve se va a desmayar, Pepper y yo no sabemos para nada sobre esto... Aunque dudo que exista alguien que sepa sobre embarazos de tritones.

Tony rió.—No te preocupes, solo tienen que darme apoyo moral ese día, sé como hacerlo. Puedo imaginarlo, será en dos meses, en este mismo lago, mis pequeños nadarán hacia mis pechos buscando alimento de inmediato.

—¿Serán como tú?

Tony sintió como un tonto. Claro, no había pensado en la posibilidad de que sus hijos fueran como el Cap, un humano normal, y que no pudieran respirar bajo agua.

—Espero que no. Así mi parto sea más doloroso por tener que hacerlo fuera de agua, prefiero que sean humanos de tierra. Sufrirían mucho si fuera de otra manera, ni siquiera he podido volver a mar, allí al menos podría dejarlos con mi padre hasta que yo encuentre la manera de tenerlos aquí.

—Es una pena, Tony. Nunca lo conocí, pero estoy segura de que tu padre estaría encantado de verte así, tan enorme y preñado, pero enamorado y feliz. —Dijo ella con una sonrisa reconfortante, sin dejar de acariciar la hinchada panza del otro—

—Eres una buena mujer, Sharon, siempre lo has sido. Eres la prueba de que si Gail y Peggy hubiesen tenido una vida diferente, menos trágica y dolorosa, nos podríamos haber llevado bien. Pudimos haber sido buenos amigos.

Ella retiró su mano del lugar donde se encontraba para ahora apoyarla sobre al tierra, desenredando sus piernas para dejarlas caer en el agua. Ahora ambos estaban iguales, sentados sobre la tierra, con la mitad de su extremidad inferior en agua.

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⏰ Last updated: May 14, 2020 ⏰

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Descendientes de las olas [Stony AU]Where stories live. Discover now