XIII. La verdad

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Era veinticinco de diciembre, pero Natalia lo sabía, que este año sería diferente a cualquier otro desde que Anthony estaba con ellos. No solo porque James estaba con ellos esta vez, era la presencia de Gail la que iba a hacer todo menos "feliz". Era bastante obvio el ambiente que se respiraba esa mañana, sí, completamente diferente a los otros años.


Recordaba el veinticinco de diciembre de 1873, segunda navidad junto a Stark y él parecía emocionado. Cuando Natalia se levantó, ya él lo había hecho y dejó una evidencia debajo del árbol... Regalos, muchos regalos. Era la primera navidad luego de la muerte de sus padres en la que Natalia recibía un regalo de Navidad y estaba encantada, la sonrisa que apareció en sus labios esa mañana nada la pudo desaparecer y lo mismo fue para Steve, cuando vio cajas decoradas con su nombre en las tarjetas colocó una sonrisa de felicidad que fue completamente nueva para Natalia. 


Nadie trabajaba ese día, pero Tony lo hizo y de hecho, lo hizo completamente gratis como un regalo para los pueblerinos. Cuando llegó a casa estaba tarareando, su cabeza moviéndose al ritmo de una canción probablemente navideña que nadie escuchaba, a excepción de él al parecer. Natalia lo abrazó, Steve también y luego comenzaron a abrir sus regalos, ropa para ambos, hecha por él mismo aunque ninguno lo sabía. También hicieron una bonita cena, rieron como familia que se sentían a pesar de no haber ningún parentesco entre los tres y después de compartir una que otra copa de licor, fueron cada uno a dormir con una buena sensación en sus corazones. 


El año siguiente fue completamente igual, con la excepción de que la que creían novia de Anthony se había unido, junto con la señora Banner y Red Wolf el cual trajo consigo mucha carne para cocinar. 

Pero este año... Natalia no tenía muchas esperanzas de que fuera igual. James en la noche le había contado lo feliz que estaba de volver y que quería de una vez por todas visitar a su familia, cenar con ella en Navidad y lo demás, así que para comenzar no sería en Timely, habían salido el día anterior hacia Boston y allí estaban, en casa de la familia Barnes. No había regalos debajo del árbol, aunque para ella el que su esposo haya vuelto fue el mejor regalo de Navidad y Anthony aún dormía aunque se acercaba el mediodía, podía escuchar sus ronquidos desde la cocina.


Gail había hecho el desayuno y se encontraba servido y frío en la mesa del comedor, lo que significaba que solo ella y Gail se habían levantado para entonces. La mujer no se encontraba por ningún lado dentro de la casa, pero escuchaba algo de ruido en el patio por lo que supuso que se encontraba ahí haciendo Dios-sabe-qué. Tomó un vaso de leche de la mesa y un pan para proseguir a despertar a Steve quien debía estar despierto hace rato.


Para su sorpresa, sí estaba despierto. Estaba sentado en la cama con su pijama puesta todavía, el cabello despeinado, mirando con confusión lo que parecía ser un dibujo en un papel.


—Nat. ¿Ha venido alguien muy temprano? —Preguntó sin verla, tal vez reconociéndola por su perfume—


—¿Alguien como quién? No sé que me intentas preguntar.


—Alguien como Red Wolf. Esta pintura se la di, estoy seguro de eso pero aquí la tengo de nuevo y no sé cómo. Ayúdame un poco Nat, tienes buen oído así que seguro has escuchado la puerta o algo. —Le dijo levantándose de la cama para enseñarle la hoja en sus manos, la cual fue tomada por la mujer— Por cierto, ¿ya se ha levantado Anthony? ¿Ha ido a trabajar?

Descendientes de las olas [Stony AU]Where stories live. Discover now