PEQUEÑO MAESTRO LAN (Hiatus Indefinido)

Capítulo 8: Nuestros corazones

Estuvieron disfrutando de la vista por largo tiempo. Para ambos resultaba reconfortante sentirse y apreciar algo tan cotidiano.

—Lan Zhan, sabes que tuve miedo de no poder darte más cachorros. —Susurró.

—¿Por la transferencia de alma?

—Sí. Es todo extraño. Realmente A-Yu es mi cachorro y no el de MoXuanYu a pesar que estoy en su cuerpo.

El alfa besó su mejilla. Por supuesto, el cachorro olía como ellos. Los omegas y alfa cachorros al inicio tienen el aroma de sus padres mezclados, con matices diferente si eran alfa u omega. Y A-Yu olía claramente a cachorro del Patriarca y Hanguang-jun.

—¿Cómo quieres que sea nuestros siguientes cachorros? Lan Zhan

Lan Zhan se quedó observando a su pareja.

—Como tú.

El omega se sintió impactado por la mirada intensa de su pareja. Luego río ante las coincidencias. Se apegó afanosamente a su alfa.

—Pues yo quiero que sean como tú. Exactamente como tú. —Comentó Wei son una sonrisa. — A-Yu es casi igual a ti, así que espero ver más mini maestros Lan con esos rostros serios y tiernos como el tuyo.

Las orejas de su marido se colorearon. Le veía con mucha pasión y aquello le hacía rebosar de felicidad.

—Aunque A-Yuan no es tu cachorro de sangre, tu crianza lo hizo un niño bien portado. Así que espero que todos sean así. Unos niños muy obedientes, callados y diligentes.

Sus palabras salieron amorosas mientras se refugiaba en el pecho de su esposo y este le acunaba dulcemente. Aquellos momentos valían demasiado para Lan Zhan. Nunca se habría imaginado disfrutar de la compañía de su propia familia junto al omega que tanto ama.

Wei Ying también lo valoraba, incluso los silencios. En ese momento no hablaban, pero Lan Zhan le daba de comer en la boca los pastelitos de arroz que le había preparado. El omega adoraba sus mimos.

—¿Cómo está el tío? —Preguntó Wei Ying, pues Qiren aún no podía salir de su habitación pues se consideraba que debía de descansar.

—Mejora. Sin embargo...

—¿Qué sucede? — El tono de Lan Zhan guardaba cierta preocupación.

—El líder Jiang ha enviado una carta a mi hermano porque quiere que lo acompañe a Torre de Koi.

La sonrisa tierna que Wei Ying había dibujado por estar con su esposo e hijo se borró para cambiar a una maliciosa. Esa sonrisa le hacía recordar a Lan Zhan a la que esbozaba el patriarca de Yilling.

—Bueno, bueno, que travieso que es mi hermano. Así que quiere que sea mi cuñado quien le acompañe. Es casi como si dos amantes se fugaran. —Exclamó ampliando más esa sonrisa.

—Pero el tío aún no está bien. Y me temo que si se entera...

—¡Señor! —Interrumpió una voz ajena.

El grito provenía de un subordinado. El cual se veía avergonzado por interrumpir el momento familiar que tanto valoraba el segundo jade.

—¿Qué sucede?

—El maestro Qiren recibió una notica del líder y no está reaccionado muy bien.

No hubo tiempo para más preguntas, Lan Zhan y Wei Ying se apresuraron a acudir, dejaron a cargo del discípulo a A-Yu. Cuando estuvieron por entrar, escucharon varios gritos que pertenecían del anciano.

—¡No te atrevas a ir, Lan Xichen! Si me consideras aun tu tío, no te humilles más...

La voz del anciano se escuchaba demasiado alterada, podía causarse una desviación de qi inclusive. Así que, Wei Ying detuvo a su esposo antes de ingresar. Sacó su flauta e inició a tocar una versión diferente de Claridad, era más suave casi indistinguible, la cual podía hacer dormir a la persona dirigida. Lan Zhan se asombró, al parecer su esposo había hecho buen uso de su acceso a la sección prohibida de la biblioteca. Debía estar mal hacer dormir a su tío de esa manera, pero era por una buena causa; además su tío estaba enfermo, debía seguir descansando. Wanji tomó su guquin y empezó a tocar la misma canción. Poco a poco los gritos del tío terminaron y una respiración tranquila se escuchó. Xichen abrió la puerta y resopló.