Capítulo 8: Nuestros corazones

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Disfrutar de la paz sería algo que la mayoría no relacionaría con el temible Patriarca de Yilling. Sin embargo, aunque la imagen que proyectaba era de paz, por dentro faltaba algunas personas para completar su felicidad: Yuan, Jingyi y su hermano Jiang Cheng.

En ese momento, calmaba su corazón y se deleitaba con la imagen de su cachorro: Su pequeño A-Yu gateaba por la mantita que había traído al jardín. El pasto no se encontraba húmedo y el sol caldeaba el ambiente tenuemente, así que era un buen momento para permitir que el cachorro hiciera un poco de ejercicio. Era el momento del día en que Wei Ying tenía tiempo libre. Este se había visto reducido porque el tío Qiren había enfermado y permanecía en cama. Así que sus clases se las habían repartido entre el hermano mayor Xichen y Lan Zhan, lo cual dejaba algunas clases a manos de Wei Ying. Antes de quedar embarazado se encargaba de acompañar a los chicos a las cacerías nocturnas, pero estas se habían visto limitadas por su condición y luego por tener que hacerse cargo del bebé y el problema que surgió con los ancianos, el cual había sido resuelto.

Sonrío al ver como el pequeño hacía un puchero frustrado pues parecía querer ponerse de pie. Al menos no lloraba, sino que se entercaba en volver a repetir solo para caer de sentón. Luego recordó cómo, ni bien nació, A-Yu fue llevado a la ceremonia de purificación con una angustia acelerada del tío y de los ancianos. Wei Ying se carcajeó ante el recuerdo. Era posible que la razón fue que se encontraban asustados de que todo lo malo que hizo Wei Ying cayera sobre el bebe.

Ahora su cachorro estaba a dos meses de llegar a su primer año. Y Wei Ying deseaba celebrarlo. No le apetecía algo demasiado grande, aunque su esposo aún no había hablado con los ancianos sobre ello. Su hijo pertenecía a la familia principal, por lo que se esperaría un banquete abundante. En otras sectas se hacían celebraciones despilfarradoras, sobre todo en la secta Jin. Dentro de las celebraciones permitidas para los Lan, el primer año de vida de un pequeño maestro era importante y digno de celebrarse por todo lo alto, así como el matrimonio, la ascensión de un líder y la mayoría de edad de los jóvenes de la familia principal. Aunque seguramente esta celebración sería modesta en comparación a otras sectas.

Se preguntaba si su cachorro recibiría el trato que todo pequeño maestro Lan debía. Aunque su esposo y su cuñado no habían tenido una celebración fastuosa, pues Qiren intentaba mantener el secreto de su hermano y la esposa de este lejos de ojos ajenos. Por eso, solo habían invitado a los líderes de secta de las casas principales a un banquete tranquilo y modesto. Yuan tampoco la había recibido ya que llegó de más edad. Pero se esperaba que junto a Jingyi sus ceremonias de mayoría de edad fueran en un banquete donde asistieran todas las sectas.

Los conejos se acercaron al pequeño maestro con cuidado, moviendo sus narices, deseando identificarlo. El niño quiso atraparlos, pero al intentar gatear más rápido terminó por caer. Quejiditos fueron escuchados por Wei Ying. De inmediato, acudió a él y le levantó.

—Hey, pequeño jade, eres travieso eh... No lo parecías.

El cachorro se refugió en su cuello como si estuviera avergonzado y resentido con los conejos por no dejarse atrapar.

—Wei Ying...

El padre del bebé apareció con una canasta en manos. Aun con todos los deberes que tenía, Lan Zhan se dio tiempo para prepararle los dulces que más le gustaban. El omega sonrió ampliamente. Se sentó a su lado y se apoyó en su hombro, olfateando el exquisito a aroma a sándalo de su Lan Zhan.

—Este pequeño también hace travesuras, quiso atrapar a uno de los pobres conejos.

Wanji dibujó una sonrisa, pensando que era como su esposo. Era mejor si el bebe no era tan serio como él. Así no le costaría mostrar sus sentimientos cuando fuera grande.

PEQUEÑO MAESTRO LAN (Hiatus Indefinido) Where stories live. Discover now