Capitulo 30

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—¡Hey! —el caballo preso del pánico, suelta algunas patadas y parece ignorar toda fuerza que pongo en las riendas para detenerlo.

No me asusto. Se muy bien que lo último que hay que hacer es gritar o tirar fuerte de las riendas. Simplemente me sujeto lo mejor que puedo e intento tranquilizar al caballo. Debe sentir que todo va bien.

—¡Oh ya... suave... suave... todo esta bien! —agarro las riendas sin problemas e intento ajustarme lo mejor que puedo a los caóticos movimientos del caballo. Poco a poco comienza a calmarse. Respira bruscamente mientras acaricio su cuello sin dejar de hablarle dulcemente. Veo a Evans llegar a mi altura con cara de preocupación. 

—¿Todo bien?

—Si, creo que se ha calmado.

Evans baja de su caballo y después coge el mío, mientras le acaricia la punta de la nariz para calmarlo. 

—¿Que era ese disparo?

—Hay cazadores en esta época del año pero normalmente no viene  a esta zona.

Noto a Evans sinceramente preocupado. Su mandíbula se encoge mientras mira a mi caballo. 

—Voy a montar contigo hasta el rancho. 

—Si, me parece bien —con un movimiento Evans monta detrás de mí. Con un brazo me envuelve y coge mis riendas, con el otro sujeta las de su caballo. Sus piernas sujetan las mías y toma posesión de mis estribos. 

Coloco mis manos todavía temblorosas sobre su brazo y mi cuerpo se relaja. Su contacto es tan dulce y es tan considerado que me dejo llevar por la emoción. 

—¿Todo bien princesa? ¿Estás bien así? —susurra suavemente en mi oído apoyando su barbilla sobre mi hombro. 

—Si Evans, estoy bien. 

*****************

Hemos dejado los caballos en casa de Mike y después hemos vuelto por el bosque en dirección a la casa de campo. 

Llegamos a última hora de la tarde. La pequeña construcción de madera esta efectivamente, aislada en el bosque. Evans descarga el coche mientras yo tomo conocimiento del lugar.

Es adorable, muy luminoso. Dos grandes ventanales dan a una bonita terraza. Sentimos el olor de la madera y el parquet cruje un poco sobre nuestros pies. No hay otra cosa que bosque mires donde mires. 

—¿Te gusta? 

—¡Es super bonito! Adoro las casas de campo. El olor a la madera, la vista del bosque.

—Y espera que encienda la chimenea. 

Evans me muestra una encantadora sonrisa, mientras con el dedo señala una chimenea de piedra en un rincón del salón. Evans se acerca suavemente a mi con aire de preocupación.

—Espero que hayas disfrutado del día... siento el incidente con el caballo —paso un dedo por sus labios y le sonrío.  

—No te preocupes, todo esta bien. No podría ser mas feliz que aquí contigo... y además de eso, el día aun no ha terminado. 

Evans me besa en la frente —Eres genial.

Nos quedamos un momento abrazados observando la naturaleza a través de la ventana. 

—Puedes tomar una ducha si quieres, mientras me ocupo de encender el fuego —me propone con una sonrisa de lado. 

—O podrías ducharte conmigo y encender otro fuego —respondo tratando de ser un poco atrevida. 

Destino InesperadoWhere stories live. Discover now